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La crisis sanitaria que estamos viviendo desde hace unos meses, teniendo en cuenta el período de confinamiento prolongado, la alta exposición a noticias, estar en contacto con alguna persona afectada… ha causado un aumento de los síntomas depresivos, de ansiedad y de estrés postraumático.

Voy a enumerar aquellas alteraciones psicológicas más habituales con las que me he encontrado en mi ejercicio diario durante este tiempo:

Adicciones

Quienes ya las tenían, han incrementado el consumo de éstas.

Estar encerrados provoca ansiedad, la cual a veces es canalizada a través de adicciones (no únicamente me refiero a drogas), sino también a comida y actividades, como por ejemplo, consumir entretenimiento de forma online.

Dificultades para socializar

Al salir del confinamiento, nos hemos sentido inseguros y/o cohibidos a la hora de entablar un nuevo contacto social.

Alteraciones en el sueño

Las preocupaciones han aumentado, los ritmos de horario han variado, las rutinas… lo que ha llevado a no tener un correcto hábito de sueño y a padecer insomnio en algunos casos.

Frustración

El confinamiento fue de un día para otro un encierro involuntario, con lo cual muchos planes de los que teníamos se nos han visto truncados y muchas oportunidades perdidas: viajes, entrevistas de trabajo, celebraciones familiares… la vida se detuvo por causas ajenas a nuestra voluntad y nos generó frustración.

Incertidumbre

Hemos estado encerrados sin poder ver a nuestros familiares ni amigos, quizás hemos perdido nuestro empleo, nuestra rutina de vida se ha visto alterada en todos los sentidos … y si a todo esto le añadimos el pensamiento recurrente de que puede que no exista una recuperación económica a corto y/o a largo plazo, de que no encuentre trabajo o de que pueda perderlo, de que algún amigo o familiar se vea afectado por la enfermedad de forma grave… todo esto nos conlleva a una incertidumbre ante el futuro, acerca de si podremos seguir viviendo y recuperar la vida que teníamos antes del confinamiento.

Proceso de duelo

Muchas personas han perdido un familiar o amigo durante el período de confinamiento. Si ya un duelo resulta difícil en condiciones normales, el no habernos podido despedir de quienes queremos, todavía convierte el proceso en algo más complicado de superar; ya que muchas cosas quedaron por decir.

Somatizaciones

Muchos dolores de cabeza, problemas gastrointestinales…

Hábitos saludables que recomiendo

  • Evitar sobreinformación: Elige un momento del día concreto y medios fiables para informarte de cómo va la pandemia, ya que el exceso de información genera consecuencias negativas sobre nuestro estado de salud física como emocional; se trata de mejorar la calidad y coherencia de la información.
  • Mantener la mente activa: Lee, cocina…
  • Practicar ejercicio físico de forma regular: Camina, haz ejercicio en casa…
  • Mantener contacto social virtual: Con amigos, familiares…
  • Descansar: Mantener hábitos de vida saludables tanto en alimentación como en sueño.
  • Buscar momentos para uno mismo: practica Mindfulness, relájate… ya que te ayudará a estar más presente y calmarte.
  • Buscar apoyo en las personas del entorno, o si lo necesitas en los profesionales, sabes que a través de medios telemáticos estamos disponibles.
  • Seguir una rutina diaria: Horarios para levantarse, para comer, para realizar tareas domésticas.
  • Evitar pensamientos catastrofistas: Intenta vivir el momento presente y ocúpate del día a día sin anticipar lo que pueda suceder ya que esto genera ansiedad.
  • Descansar: Mantener hábitos de vida saludables tanto en alimentación como en sueño.
  • Buscar momentos para uno mismo: practica Mindfulness, relájate… ya que te ayudará a estar más presente y calmarte.

 

Aida Canals López

Psicóloga General Sanitaria

www.aidacanals.com

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Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Aida: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3112967

Una de las consecuencias del Covid-19, ha sido la llegada del teletrabajo… deseada por algunos, odiada por otros.

Más allá de que nos guste o no esta nueva manera de trabajar, es una realidad que ha llegado hasta nosotros y que podemos aprovechar para conocernos más y aprender a vivir conscientemente.

Sé que la vida es complicada y que en ocasiones mantener el equilibrio entre la vida personal y profesional es difícil, especialmente cuando ambas facetas vitales se unen y se desarrollan en un mismo espacio. ¿Quiere esto decir que es imposible adaptarse al teletrabajo?

Mi respuesta es un rotundo no, no es imposible. Siempre podemos adaptarnos, siempre podemos modificar aquello que ya no encaja con quienes somos y lo que necesitamos. Y en ocasiones aquellas cosas que nos hacen sentir incómodos, son la excusa perfecta para conocernos mejor (saber lo que queremos y lo que no) y también nos ayuda a cambiar aquellas rutinas que no nos ayudan.

Hoy quiero darte algunas pautas muy prácticas para que puedas trabajar y vivir en un mismo lugar sin perder la cabeza. Allá vamos…

Espacios donde vivir y trabajar… Uno de los problemas que podemos tener es asignar diferentes espacios a nuestra vida personal y de ocio y a la vida profesional. Sé que algunas casas son pequeñas y no se dispone de una habitación que pueda ser un despacho, pero eso no es excusa para usar tus espacios de una manera consciente. Algunos consejos que puedes aplicar desde hoy mismo son…

  • Te recomiendo trabajar en una mesa y sentado en una silla donde puedas mantenerte erguido y atento.
  • Evita trabajar desde el sofá. El sofá es muy cómodo y a veces nos abraza fuerte, lo que nos descentra.
  • Intenta estar en una habitación bien iluminada y donde haya silencio para poder concentrarte.
  • Si vives en una ciudad y el ruido de la calle te molesta, escucha música relajante o sonidos de naturaleza que te ayuden a centrarte y a sacar toda tu creatividad.
  • Es importante que definas un lugar donde trabajarás para que sepas que ese es tu despacho (puede ser en el salón, en tu habitación o en la sala de estar), pero cuando acudas a ese lugar, tu mente debe identificar que tu jornada laboral comienza.

El dilema de la ropa: ¿me visto o me quedo en pijama?… este es el gran dilema del teletrabajo cuando nadie nos ve. Mi primer consejo es que no te quedes en pijama… ¿acaso irías en pijama a tu oficina? Si tu respuesta es “No”, tampoco trabajes en pijama en casa. Algunas cosas que puedes hacer a este respecto, son:

  • Puedes ponerte un chándal o ropa de sport que te haga sentir có
  • Tu mente necesita saber que estás trabajando, no pasando el rato frente al ordenad
  • Te aconsejo que tus rutinas diarias de ducha y arreglo personal, se mantengan como habitualmente.
  • El pijama es como el sillón… es muy cómodo y calentito pero nos confunde al pensar que si estamos en casa con el portátil, estamos haciendo algo intermedio entre trabajar y descansar.

El arte de planificar… Cuando trabajas desde casa, es muy importante que fijes unos horarios de trabajo y otros de ocio o descanso. Si no tienes claros tus horarios diarios y semanales, te sentirás perdido y el teletrabajo se convertirá en un monstruo del que huir. Algunas pautas que puedes seguir, son:

  • Rellena una tabla como la que te muestro a continuación, donde indiques lo que harás por horas.
  • Recuerda reservarte tiempo para comer y descansar.
  • Plantea tu jornada laboral de tal manera que puedas conciliar el trabajo con tus responsabilidades personales.
  • Te aconsejo que planifiques el momento de tus comidas, del trabajo y de tu tiempo libre.
  • Tu mente necesita organización y rutinas para poder rendir adecuadamente.
  • Marca una hora de inicio y fin de tu jornada laboral e intenta cumplirlo.

Llevo más de siete años trabajando desde casa y estos últimos meses he tomado la saludable rutina de rellenar una tabla como esta cada semana. Desde que lo hago, siento que aprovecho mejor mi tiempo y que me centro más al saber las tareas pendientes que tengo que realizar. Te propongo que tú también lo uses.

Conciliar en tiempos de teletrabajo… Para poder conciliar de manera óptima, debes ser muy organizado y planificar muy bien tus jornadas laborales. Por eso te animo a rellenar la tabla que he incluido arriba. El trabajo es importante, pero tu vida personal también lo es… no lo olvides.

A la búsqueda de momentos de relax… Sé que tal vez más que una búsqueda, te puede parecer una cacería porque los momentos para relajarte y volver a ti mismo, se han esfumado. Las causas son muchas: desde no poder tener la vida social que solías tener, pasando por sentirte encerrado en casa todo el día, hasta el hecho de que tus responsabilidades parecen haberse multiplicado.

Los momentos de relajación y espacios que te ayuden a encontrarte contigo mismo, no van a llegar a ti libremente… tienes que buscarlos de manera activa, en ocasiones incluso tienes que planificarlo.  Algunas pautas que puedes seguir, son:

  • A lo largo de la jornada laboral, haz breves descansos de 10-15 minutos para tomarte una taza de té, respirar conscientemente o salir a la terraza a tomar un poco el sol.
  • Resérvate el fin de semana para ti, o al menos la mañana del sábado o domingo para descansar, caminar, meditar, salir a la naturaleza, leer o hacer aquella actividad que te ayuda a desconectar.
  • Intenta tener al menos una hora al día para desconectar de tu trabajo y hacer alguna actividad que marque el fin de la jornada (meditar, cocinar, hablar con tus seres queridos, jugar con tus hijos…).

Teletrabajando conscientemente… Trabajar de esta manera, también supone aprender a desconectar del trabajo. Sé que es más complicado cuando trabajas desde casa porque el portátil lo tienes a mano, tal vez te lleguen correos en horario fuera de la jornada laboral o incluso tengas una avalancha de trabajo. Las fronteras entre tu vida personal y la profesional se han difuminado y no sabes qué hacer para desconectar de tus responsabilidades laborales.

Hay una técnica que te puede ayudar a desconectar de tu trabajo… es muy sencillo, tan solo consiste en que habilites un cajón, una caja o la parte de un armario de tu casa, donde puedas guardar todas las cosas que usas para teletrabajar y así no tener a la vista las herramientas laborales. Al tiempo que guardas todas estas cosas, puedes imaginar que con ello, guardas también tus preocupaciones y temas pendientes.

Una vez que cierres el lugar donde has guardado todo, siente cómo vuelves a ser tú mismo, para ello toma tres respiraciones profundas y comienza alguna actividad que te ayude a ser consciente de tu vida personal.

Respirar y volver al presente… Mi gran consejo es éste… respira… Pero respira de manera consciente, observando cómo el aire entra y sale de tu cuerpo, la manera en que tu abdomen se infla y desinfla con cada inspiración y espiración, dejándote fluir con la relajación profunda que sientes cuando te conectas a ti mismo, a tu cuerpo, a la respiración.

Y para que te resulte un poco más sencillo respirar y vivir conscientemente, te regalo una breve meditación. Puedes descargarla desde aquí: http://cuidado-psicologico.es/meditacion-3-anclas/

Recuerda… puedes teletrabajar conscientemente… depende de ti…

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

Página web: https://cuidado-psicologico.es/

Psicóloga de We Doctor

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¿Cómo preparar la vuelta al colegio?

Con la llegada del mes de septiembre damos por finalizadas las vacaciones de verano, las cuales han supuesto para nuestros hijos unos meses sin ir al colegio, teniendo en cuenta que debido a la situación sanitaria que estamos viviendo desde el mes de marzo a causa del Covid-19 se añaden unos meses más. Se termina un periodo intenso lleno de momentos agradables, de desconexión…mezclados con incertidumbre, por lo tanto, no debe extrañarnos que para muchos la idea de tener que volver al colegio no tenga mucho aliciente y se viva con dudas, ya que saben que se van a encontrar ante una nueva rutina escolar, y además algunos también se enfrentan a nuevos centros, nuevos compañeros, nuevos profesores …

No nos olvidemos que son niños con defensas emocionales diferentes a las nuestras, por este motivo; los padres (quienes somos el principal sustento emocional), debemos estar atentos para poder ayudarlos y comprenderlos de la mejor manera posible para que la vuelta a las clases sea lo más natural y relajada posible.

La actitud que nosotros mostremos más algunas pautas para animar a los pequeños y reorganizar sus rutinas serán de mucha ayuda.

¿Cómo podemos ayudarles?

Aquí os facilito unas pautas que considero básicas para que la vuelta al cole sea lo menos traumática posible para nuestros hijos.

Es importante que les demos ejemplo a nuestros hijos y no les transmitamos ideas negativas sobre la pereza que da volver a la rutina junto a la incertidumbre y el miedo por la situación sanitaria que estamos viviendo…

Pensemos que observan y imitan lo que decimos y hacemos, así que os recomiendo que resaltéis el lado positivo de la vuelta al colegio y de las actividades extraescolares tipo: “verás de nuevo a tus amigos”, “aprenderás cosas nuevas”…

Si durante el verano los niños han realizado algunos deberes o han leído, la vuelta a la normalidad les resultará menos costosa porque su rutina veraniega no habrá desconectado del todo de la escolar; particularmente yo recomiendo (aunque hayan aprobado el curso): escribir un diario de verano, leer, repasar conceptos con un cuadernito de verano…

  • Regular horarios.Algunos días antes de empezar el colegio es conveniente que graduemos progresivamente los hábitos: hora de irse a la cama, levantarse, comidas… de manera que poco a poco se retome la rutina habitual y el cambio no sea tan radical.  Además no deberíamos eliminar todas las actividades de ocio de golpe cuando empiecen las clases.
  • Es habitual que sientan un poco de miedo ante lo desconocido: en qué clase les va a tocar, si van a tener que llevar la mascarilla puesta todo el día, qué profesor/a tendrán, si el curso será difícil, si volverán a confinarlos…
    Si es un cambio de ciclo y cambian de edificio (como es el caso de primaria a secundaria), se preguntan cómo les irá la nueva etapa, si congeniarán con los nuevos compañeros, si las clases serán presenciales todo el curso o tendrán que trabajar online si hay brotes de Covid… Hablemos con ellos sobre futuras dudas que tengan, escuchemos sus necesidades y acompañemos en este inicio de etapa.

Ante todo esto, es bueno que sientan que sus preocupaciones son importantes para nosotros, que les escuchamos, que les apoyamos, pero sin reforzar.
Una vez terminen de comunicarnos aquellas inquietudes que tengan, les debemos explicar que es normal que estén nerviosos, pero debemos hacerles saber que aunque comprendemos que se sientan así, plantearles que ellos pueden, que incluso se lo pueden pasar bien, que vamos a estar a su lado, y que se puede elaborar un plan para conseguirlo, es básico para que se sientan más seguros.

  • Hacer que se ilusionen. Es bueno que les hablemos mucho de sus amigos y de lo bien que se lo pasan en el colegio con ellos; recordarles aquellas actividades que les gustan y que no pueden hacer en casa como por ejemplo: compartir momentos divertidos de juego y/o risas con sus amigos cuando salen al patio.
  • Preparar el material. Implicar a nuestros hijos en la compra del material escolar puede ser un buen momento para ir hablando de la vuelta a las clases: preparar mochilas…
  • Dar importancia al primer día. Nuestros hijos se sentirán mucho más seguros si los acompañamos nosotros el primer día de clase, deben saber que estaremos allí para ayudarles con sus miedos, dudas, inquietudes… es fundamental que el primer día se haga sin prisas y con calma para no añadir todavía más estrés.
  • Actividades extraescolares. Elije aquellas que les gusten: si les gusta jugar a fútbol no los apuntes a piano porque te guste a ti, elige aquellas actividades extraescolares que puedan disfrutar.

No os olvidéis de empezar el curso con buen pie: podéis establecer un compromiso en el que se comprometan a adquirir nuevos hábitos, que sean autónomos en el estudio, que se responsabilicen de sus mochilas y que sean ellos los que se las preparan por la noche; nada de buscar los deberes o la guitarra por la mañana.

Debemos dejarles claro desde principio de curso que son ellos los que tienen que estudiar y hacer los deberes, que cada niño es responsable, ya se ha acabado el chat de madres y padres donde se preguntan los deberes, se cuelgan y hasta se resuelven entre todos.

El cambio debe vivirse como algo positivo, debemos enfocarles las cosas positivas tipo: verás y hablarás con tus amigos, aprenderás cosas nuevas, en caso de confinamiento estarás unos días en casa y según evolución volveréis de nuevo a clase, pero no dejarás de estudiar y hacer tus tareas…

Si te surge alguna duda o tienes alguna preocupación al respecto, te invito a que contactes conmigo; y si crees que este post puede ayudar a alguien, te invito a que lo compartas.

 

Aida Canals López

Psicóloga General Sanitaria

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Los pacientes que acuden a terapia psicológica requieren de mucho valor para dar el salto… para contactar con un profesional que explorará partes de sí mismos de los que ni siquiera son conscientes, desvelando heridas, vacíos, pozos llenos de tristeza y rincones donde se amontonan la ansiedad y los miedos.

Siempre que llega hasta mí un nuevo paciente, valoro enormemente su fuerza, sus ganas de sentirse mejor, la apertura que me muestran, respondiendo a mis preguntas… a veces exploradoras… a veces confrontadoras. Sé que debo ser delicada cuando me adentro en el universo único que representa mi paciente… porque sé que es alguien único, a pesar de que la sociedad trata de hacernos ver que todos somos iguales.

Tú también eres único, no hay nadie como tú en todo el universo… y eso es bueno… eso permite que todos evolucionemos y sigamos creciendo.

El hecho es que yo creo que la confianza que han depositado en mí mis pacientes, yo se la debo devolver a través de la gratitud y también planificando el alta terapéutica con tiempo.

Han sido muchos los pacientes que me han dicho que sus anteriores psicólogos nunca les dieron el alta, a pesar de encontrarse mejor. ¿El resultado?… abandonaron la terapia antes del alta… porque nunca llegaba.

Si eres psicólogo, mi consejo es que planifiques el alta… es un momento muy importante de la atención que brindas, de hecho creo que el alta es tan terapéutica como el resto de cosas que trabajas con ellos. Creo que es así porque el alta representa muchas cosas para el paciente:

  • Confianza en sí mismo… Saber que has acudido a un profesional de la salud mental, que te ha ayudado por ese bello camino del auto-descubrimiento, que has podido crear una madeja ordenada a partir de esos hilos inconexos que tenías en tu mente y cuerpo, es alentador, te llena de confianza y seguridad. Y todos necesitamos confianza y seguridad. Que un profesional te diga que te ve en una situación tan positiva que puedes continuar por tu cuenta, sin necesidad de ayuda profesional, puede dar miedo al principio, pero les llena de confianza en sí mismos, les hace sentir ese poder que anida en su interior y todos esos sentimientos nacen del amor hacia uno mismo.

Yo siempre expreso la confianza sin condiciones que tengo en mis pacientes y creo que es esa confianza en el otro, la que despierta la confianza en sí mismos… tan solo alumbro ciertos rincones que los pacientes creían eran pura oscuridad. En la terapia les acompaño en esa exploración por la oscuridad para que se den cuenta de la alegría, el amor y la serenidad que en realidad habitan allí.

  • Empoderamiento… En ocasiones se abusa de esta palabra, por eso quiero explicarte lo que es para mí el empoderamiento y cómo el alta terapéutica empodera a mis pacientes. Empoderar a otros hace referencia a ayudarles a ver el poder que anida en su interior… porque a pesar de que necesiten ayuda profesional, mis pacientes tienen un gran poder interno que no siempre identifican, que creen perdido, arrebatado por la ansiedad, la tristeza o el estrés.

Cuando sentimos este poder interno, afrontamos con valentía los retos de la vida, sentimos que tenemos en nuestro interior todas las herramientas necesarias para caminar con seguridad por la vida. El alta terapéutica empodera al paciente porque le anima a continuar por su cuenta, porque lleva en su mochila personal muchas herramientas con las que afrontar los retos de la vida y tras el alta, se tendrá que enfrentar a todo eso por su cuenta, lo que aumentará su confianza y su poder interno.

El desapego que debe desarrollar el paciente en el momento del alta también le ayuda a no aferrarse demasiado a ciertas personas, a comprender que hay cosas que solo él o ella puede afrontar. Con tu desapego al final de la terapia, sigues enseñando al paciente cómo seguir caminando por la vida.

  • Resiliencia… Esta extraña palabra hace referencia a la fortaleza recobrada, a la capacidad de seguir con la propia vida y a evolucionar a pesar de los retos (o tal vez por ellos). La terapia es un cursillo acelerado de resiliencia, un espacio donde explorarse a uno mismo y aprender herramientas que le ayudarán a afrontar los malos momentos, a capear las tormentas emocionales.

El alta terapéutica también aumenta su resiliencia porque nuestra confianza en que pueden seguir su camino solos, les hace más conscientes de su capacidad para superar cualquier reto, de que pueden contar consigo mismos para evolucionar, que pueden confiar en ellos mismos.

  • Fuerza… Una de las cosas que recuperan los pacientes que acuden a terapia, es su fuerza, su fortaleza… Cuando llegan a terapia creen haber perdido su poder interno, su fuerza vital, su energía única. Pero en el trabajo cotidiano de la terapia, se dan cuenta de que no es así, de que esa fuerza siempre habita en ellos… solo que no la identificaban. El alta terapéutica despierta su fuerza interna, su capacidad de seguir con la vida de manera autónoma.

Me he acostumbrado a indicar desde el principio, que no extenderé la terapia más allá de lo necesario, porque mi objetivo no es aferrarme a mis pacientes, mi objetivo es ayudarles a ser más libres, a conocerse mejor y a vivir la vida plenamente incluso cuando ocurren cosas que no les gustan. Este desapego que he logrado cuando observo las señales que me indican la proximidad del alta, es el que libera a mis pacientes, el que les llena de seguridad y confianza.

De modo que no lo dudes… da el alta cuando observes que tus pacientes han alcanzado los objetivos planteados, incluso cuando anticipes que aún le quedan retos que podrá resolver por su cuenta, porque afrontar retos inmediatamente después del alta, les ayuda a coger más confianza, a sentirse capaces de afrontar lo que la vida trae hasta ellos.

Porque al fin y al cabo, la terapia consiste en hacer más libres a los demás.

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

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Ser cuidador de una persona dependiente no es fácil… tienes que adaptar toda tu vida a esta nueva responsabilidad, que se puede convertir en un reto que te agota física y emocionalmente.

Por eso digo que convertirse en cuidador es un proceso, porque nadie nace sabiendo cuidar a una persona que no puede realizar las actividades básicas como asearse, movilizarse, comer, ir al baño, etc.

Creo que lo que nos impulsa a cuidar a otros, es el amor y es precisamente en esta emoción tan poderosa, donde hallamos la fuerza para acompañar en los peores momentos, donde encontramos la energía diaria que necesitamos para no abandonar, para cuidar hasta que el cuidado sea imposible de hacer en el propio domicilio.

Los retos que afrontan los cuidadores, son muchos… algunos de ellos son:

  • Ser malabaristas de obligaciones: La tarea de cuidado se suma a las muchas otras responsabilidades que tienes en la vida. En ocasiones te sientes incapaz de continuar porque estás exhausto y sientes que nada tiene sentido. Si no te cuidas, si no te dedicas tiempo y si no acudes a un psicólogo que te apoye, este exceso de tareas puede hacerte claudicar en el cuidado, adelantando la institucionalización del ser querido en una residencia o haciendo habituales las hospitalizaciones.
  • El miedo y la incertidumbre se convierten en compañeros: Cuando no sabemos qué hacer ni cómo, la incertidumbre se convierte en miedo y el miedo nos paraliza, nos impide afrontar las muchas situaciones que el cuidado traerá hasta nosotros. Para combatir la incertidumbre y el miedo, debes informarte, consulta a tu médico de cabecera, consulta a tu enfermera de atención primaria y no dudes en preguntar cualquier duda… las preguntas te hacen crecer. Rompe con el mito de que las dudas son reflejo de tu ignorancia… al contrario, indican que deseas aprender y evolucionar.
  • El amor-odio por tu ser querido dependiente: Esta ambivalencia de emociones es normal. El amor te empuja a cuidarle pero la convivencia puede ser difí Tú te estás adaptando a muchas cosas nuevas, pero tu ser querido también lo hace… de hecho tiene que aceptar que ya no es independiente y que si necesita cualquier cosa, tiene que pedirte ayuda, y eso nunca es fácil… Hay personas que se adaptan mejor a esta dependencia y otras personas que tienen más dificultades. Si observas que tienes grandes problemas para cuidar porque sientes mucha ira hacia tu ser querido, acude a un psicólogo que te pueda ayudar a regular tus emociones y te acompañe por el camino del cuidado.
  • Necesitas 48 horas al día para llegar a todo: Es así… las 24 horas habituales del día no llegan para todo lo que tienes que hacer. Asumes muchas responsabilidades y eso te agota.

Algunas cosas que puedes hacer para que el día tenga el tiempo suficiente, son: delegar aquellas tareas que puedan hacer otras personas, busca cuidadores alternativos para tener más tiempo para ti, planifica bien cada día, las comidas semanales, la medicación, las citas médicas… conviértete en un planificador experto.

El objetivo no es cuidar por obligación, lo ideal es que te conviertas en un cuidador consciente. Este tipo de cuidador, cuida desde el amor hacia la otra persona, desde su esencia. Y para ello, tienes que estar en contacto contigo mismo, debes conocerte profundamente, debes darte tiempo y aceptar que habrá días que tú te sientas agotado y necesitarás descansar y que también habrá días que tu ser querido dependiente estará de mal humor.

La tarea de cuidado ha llegado a tu vida para aprender a cuidarte a ti mismo también, a darte cuenta de que tú eres importante y por eso debes dedicarte tiempo, relajarte e invertir en ti. Y logras todo esto cuando vives en el presente, cuando dejas atrás el pasado y empiezas a vivir hoy, sin anticipar, sin recordar tiempos pasados. Es un reto, lo sé…

Yo también he sido cuidadora de mi abuela materna. Durante 8 meses, mi madre y yo nos convertimos en cuidadoras de una enferma de Alzheimer… de modo que sé lo que se siente y sé que hay días donde el amor no es suficiente y debes traer a ti tu mejor actitud y hallar la serenidad que habita en tu cuerpo.

Esa experiencia ha cambiado toda mi vida personal y profesional y me di cuenta de las muchas necesidades emocionales que tienen los cuidadores. Por eso me decidí a escribir el libro “Guía emocional para Cuidadores”, para acompañar en la distancia, para ser ese apoyo que necesitan los cuidadores.

Puedes consultar la sinopsis del libro, acceder a algunas páginas del primer capítulo y adquirirlo, desde esta página web: https://www.faeditorial.es/editorial/ciencias-sanitarias/guia-emocional-para-cuidadores-libro

Recuerda… nadie nace sabiendo cuidar… como todo en la vida, vamos aprendiendo según recorremos el sendero del cuidado.

No te olvides de ti… cuídate.

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

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QUÉ ES LA PREOCUPACIÓN EXCESIVA

¿Por qué hay una  tendencia a  la preocupación excesiva ? Ocuparse en un problema mentalmente es una forma bien vista de solucionar y tratar aquello que se quiere resolver.De hecho hay una visión negativa de aquellas personas que «no se preocupan por nada». Preocuparse en general es mejor visto  que no preocuparse por nada. Ante la duda preferimos, pecar de exceso que de defecto. A preocuparse además se le añaden características como responsable, competente, etc

La preocupación excesiva se caracteriza por ser excesiva, persistente e injustificada. Es persistente  porque no desaparece.Excesiva porque es mayor de la que se sentiría en esa situación.  Injustificada porque no es proporcional. La persona se da cuenta de que es exagerada, pero no la puede evitar. Piensa que está fuera de su control. Como consecuencia aparece la  sensación de estrés e inquietud.

Cuando la persona está  preocupada, sufre malestar emocional. Realmente con la preocupación se busca alivio emocional. Sin embargo lo que se logra es perjudicarse más y reactivar el malestar emocional.

¿Cual es el límite de la preocupación excesiva?. Cuando esta ocupación, se carga  de connotaciones negativas. y además no llega a resolverse de forma natural. Entonces se entra  en la preocupación real. Preocuparse es el problema, no la solución.

 «Hay personas que tienen preocupaciones excesivas, persistentes e injustificadas ante los problemas del día a día».

CONSECUENCIAS DE LA PREOCUPACIÓN EXCESIVA

Hay personas que se preocupan por cosas sin importancia y trivialidades. Realmente desean dejar de preocuparse en exceso,  pero sienten que no pueden. Por  ello aparece una bajada en la productividad laboral, en la vida social  de la persona. Esto se debe a que la preocupación  consume mucha energía. La angustia deja sin fuerza para las actividades diarias del día a día. Éstas se ven perjudicadas de forma clara. Además el cansancio de mantener la mente en problemas, sean estos reales o anticipados, cambian el estado de ánimo.Otra consecuencia de ello es que alteran el carácter. Esto hace que la persona se vuelva más irritable, con mayor tensión.

«Ven que su preocupación es excesiva pero no pueden parar ».

SÍNTOMAS:

Los consecuencias de la preocupación constante y excesiva, se dan a dos niveles:

A nivel psicológico:

  • Fatiga, sensación de cansancio
  • Dificultades para concentrarse, irritabilidad, inquietud e impaciencia
  •  Sensación de descontrol del pensamiento
  • Problemas de sueño
  • Nerviosismo
  • Evitaciones de lugares, temas o personas

A nivel físico:

  • Dolores y tensión muscular
  • Reducción de protección del sistema inmune
  • Aumento del ritmo cardíaco y respiración

CARACTERÍSTICAS DE UNA PREOCUPACIÓN SALUDABLE O ADAPTATIVA

  • Breve, objetiva, razonada, manejable se puede controlar
  • limitada en el tiempo
  • No tiene síntomas físicos
  • Desencadenante identificable
  • Se produce con temas concretos
  • No afecta al funcionamiento psicosocial
  • Facilita dedicar la atención y comportamiento para dedicarse a ese tema
  • Motiva a resolver los problemas o dificultades y a poner en marcha acciones para reducir la amenaza

La preocupación saludable se caracteriza por llevar a la acción. Además implican la resolución de los problemas cuando estos están bajo nuestro control. Es activa, útil y resolutiva. Se encamina a afrontamiento del problema y a la búsqueda de soluciones.

TIPOS DE PREOCUPACIONES

  • Preocupaciones por acontecimientos del pasado

Cada vez que la persona trae al presente el pasado, revive su dolor. Además pensar y pensar en el pasado de forma rumiativa no va a cambiarlo. No se trata de olvidarlo, está ahí y sucedió. Tampoco de intentar no recordarlo. La forma correcta es aceptar lo que pasó y decidir seguir con el camino que la persona se haya marcado. La vida sigue, vivir el presente a pesar de ese dolor por el pasado.

«El pasado no cambia, yo si puedo».

  • Preocupaciones por el futuro

El futuro nunca está totalmente controlado  y causa preocupación. A la persona le cuesta  vivir con alta incertidumbre. Es más  vive con  anticipación negativa del futuro. Trata de responder y controlar el futuro anticipándose negativamente a él. Esta preocupación no deja vivir el presente y disfrutar de él.

 «La preocupación es como una mecedora, te da algo que hacer, pero no te lleva a ninguna parte »

Erma Bombeck

  • Preocupación que no depende de la persona

Si esa preocupación no depende de la persona, no va a conseguir ninguna solución preocupándose por ella. Más bien logrará incrementar el malestar, ocupándose de algo que produce daño. Cuando la persona se da cuenta de ello, se pueden utilizar estrategias para no preocuparse por aquello que no merece la pena ni el tiempo. Es un entrenamiento mental que lleva a centrarse en lo que realmente importa y está a nuestro alcance solucionar.

  •  Preocupación por lo que no tiene solución

Es una preocupación que está condenada al fracaso porque es inútil. Nunca llevará a una acción para resolver el problema. Dar vueltas pensando en aquello que no tiene arreglo,  conduce a perder el tiempo y a incrementar malestar emocional.

  Cuando empiezas a disfrutar más y preocuparte menos te das cuenta que todo es más sencillo.

 

Toñi de la Puente Redondo

Psicóloga. Master en Psicología Clínica.

Experta en Psicología Cognitivo – Conductual. Terapias de 3ª Generación.

Consulta física y online.

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Poco a poco vamos saliendo del aislamiento al que nos hemos visto obligados la humanidad por la presencia del Covid-19. Muchas personas llevaban un tiempo deseando retomar su vida normal, pero lo cierto es que el mundo ha cambiado desde mediados de Marzo.

La enorme sociabilidad que tenemos en España es positivo porque ha dado lugar a una solidaridad que hacía mucho tiempo no veíamos ni sentíamos, pero puede ser un obstáculo en la desescalada paulatina que debemos realizar, ya que nuestros hábitos de ocio se van a ver afectados e incluso las relaciones sociales deberán ser menos físicas y más afectivas.

Tras poder salir de nuevo a la calle sin apenas restricciones de horarios, podemos llegar a pensar que ya no hay peligro, pero la realidad es que aún debemos ser cautos, aún tenemos que cumplir con la distancia personal, debemos llevar mascarilla y mantener una distancia de seguridad con otras personas. En esta etapa es muy fácil minimizar el riesgo al que estamos expuestos por pensar que todo pasó, que el virus ya desapareció. Lo cierto es que aún se producen contagios y cuando nos protegemos a nosotros mismos, estamos también protegiendo a los demás, creando una red de colaboración y amor con nuestra conducta responsable. Algunas pautas que puedes seguir para re-incorporarte a tu vida cotidiana con seguridad, son:

  • Llevar puesta la mascarilla: Sé que es agobiante y mucho más con el calor que comienza a llegar, pero es la mejor manera de prevenir contagios. Hace unas semanas tuve que llevar a mi abuelo al médico y aunque fuimos en coche, me puse la mascarilla. Al principio me sentía muy incómoda, sentía mucho calor, especialmente cuando espiraba. Tras un tiempo observando esas sensaciones, me di cuenta de que podía tomar la mascarilla como excusa para hacerme consciente de mi respiración y volver al presente. En ese momento comencé a dejarme llevar por el ir y venir de mi respiración, por el fresco aire que sentía al inspirar y el aire caliente que notaba al espirar. Poco a poco me fui calmando y empecé a estar plenamente en el presente. Te animo a que tú también lo practiques, a que tomes las sensaciones desagradables y las conviertas en excusas para conocerte mejor.
  • Lavarte las manos habitualmente: Otra de las pautas esenciales, es mantener una buena higiene de manos. Para ello, lávate tus manos con agua y jabón frecuentemente a lo largo del día y cada vez que entres y salgas de casa. Puedes convertir esta actividad en una práctica de atención plena, volviendo a tu cuerpo y al presente una vez más. Lo único que debes hacer es sentir cada movimiento que haces, siente la temperatura del agua en tu piel, huele el aroma del jabón, siente la suavidad de tus manos enjabonadas, aprovecha para darte un masaje en las manos, siente cada hueso, cada dedo, cada uña. De este modo el Covid-19 es la excusa perfecta para vivir en el presente.
  • Evitar las aglomeraciones: En las grandes ciudades estamos acostumbrados a las multitudes en los medios de transporte, en las actividades de ocio e incluso en ocasiones en nuestros lugares de trabajo. Todo esto ha cambiado. Tal vez ahora te parezca que es algo negativo, pero yo creo que nos va a ayudar a vivir a un ritmo diferente, no tan acelerados, no tan angustiados. Siente el espacio que te rodea como una oportunidad para expandirte un poco más, para ser más libre. Es importante evitar aglomeraciones para protegernos a nosotros, a nuestros seres queridos y a los profesionales de la salud que tanto han trabajado y siguen trabajando para cuidarnos.
  • Mantener la distancia física: Más que distanciamiento social, lo que tenemos que lograr es distancia física. En España estamos acostumbrados a demostrar nuestro afecto por medio de abrazos y besos y aunque es una manera maravillosa de expresarnos, lo cierto es que podemos expresar lo mismo de otras maneras. Tal vez no podamos besar, pero podemos decir a los demás que los queremos, tal vez no podamos abrazar pero nuestros ojos transmiten lo que sentimos claramente. Podemos recuperar la escritura como medio para comunicar lo que sentimos, ya sea enviando cartas o emails a nuestros seres queridos. Transmitimos nuestras emociones en la manera en que hablamos, con las palabras que escogemos, con nuestro tono de voz… recuperemos esa otra manera de demostrar lo que sentimos.
  • Disfruta de la vida porque es maravillosa. Más allá de las limitaciones que ahora debemos cumplir, no te olvides de disfrutar la vida, de vivirla plenamente, de descansar, caminar, hacer deporte, meditar, hablar con seres queridos y amigos. No te olvides de dedicarte tiempo a ti mismo, porque salir a la calle no está reñido con conocerte profundamente, con quererte más.

La vida es maravillosa y el Covid-19 nos ha mostrado una faceta diferente de la vida y de nosotros mismos y si somos capcaces de ver que todo lo que ha traído este virus ha sido una oportunidad para seguir creciendo, saldremos reforzados de esta situación, saldremos más fuertes.

 

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Elena: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3080192

El miedo es una emoción poderosa, capaz de arrebatarnos la calma e impulsarnos a huir. Creo que la emoción que es capaz de anular el miedo es el amor. Siempre podemos encontrar en el amor nuestro cobijo, es la emoción que aleja el sufrimiento y el temor, la tristeza y la ansiedad. El amor es nuestra emoción comodín, podemos acudir a ella en todo momento, en cualquier situación.

Una de las maneras en que el amor aparece en nuestra vida, es a través de la gratitud. Me gusta pensar en ella como en una hermosa semilla a la que cuidamos diariamente, es una semilla que vive dentro de nosotros y la cuidamos regándola con palabras amorosas, hacemos que crezca a través de nuestra respiración consciente, esta semilla también se desarrolla gracias al amor que tenemos por nosotros mismos y por los demás. Poco a poco, la gratitud va creciendo en nosotros, al principio se muestra tímidamente, a través de un “gracias” silencioso dirigido a nuestro cuerpo, a cada célula. Más tarde, cuando toma confianza, la gratitud se expresa con voz segura a través de una observación serena de todo lo que nos rodea, de las cosas que nos hacen la vida más fácil. Por último, la gratitud se convierte en un gran árbol que cobija la vida en su interior, debajo de sus ramas e incluso en sus raíces. Y es en ese momento en el que la gratitud se ha transformado en un profundo sentimiento de amor por toda la humanidad, por todo el universo. La gratitud nace en nosotros pero crece más allá de las fronteras de nuestro cuerpo, abarcando a todo ser sintiente, más allá del espacio y el tiempo.

Este es el momento de desarrollar nuestra presencia, estando presentes en nosotros mismos, en nuestro cuerpo, estando presentes junto a nuestros seres queridos, estando presentes con toda la humanidad. Cuando desarrollas tu compasión, cuando experimentas esa profunda y espiritual unión con todos los seres, estás presente. Cuando apoyas desde la distancia, cuando lees mis palabras, cuando ayudas a alguien que vive cerca de ti, estás presente. Cuando no te dejas llevar por el pánico, cuando decides dejar de estar sobre-informado, estás presente desde tu mismo centro, desde tu corazón.

La gratitud es la llave que abre el candado de la felicidad. Tendemos a pensar que la felicidad es nuestro derecho, algo incluso que debemos perseguir. La realidad es que la gratitud es la que atrae a la felicidad y cuando dejamos de ir tras ella y comenzamos a invertir tiempo y amor en nosotros mismos, es ella quien viene hasta nosotros de manera inesperada, de manera sosegada.

Quiero que crezca en ti esta semilla de la gratitud hasta que se convierta en un bello y antiguo árbol que es refugio para ti y para todos. Por ello comparto contigo algunas maneras de regar esta semilla, léelo sin prisa, interioriza cada palabra.

Para un momento y dedícate un tiempo para ti… Si siempre estamos ocupados, si estamos sepultados bajo millones de responsabilidades, la gratitud se siente amenazada y huye, se esconde. Para que esta semilla crezca, antes debes hacerla un poco de espacio y debes comenzar dedicándote unos minutos a la semana solo para ti, donde puedas relajarte, donde puedas mirarte desde dentro a través de tu respiración consciente. Comienza por un día a la semana y ve conquistando pequeños minutos solo para ti a diario. De este modo, la gratitud se sentirá segura y sabrá que puede crecer en ti, que la estás acogiendo y haciendo un espacio en tu cuerpo y mente. En esos pequeños momentos que vayas conquistando para ti, puedes aprovechar para reflexionar en las tres o cuatro cosas que hay en tu vida y que la hacen única y especial. Tal vez observes que siempre son las mismas cosas las que te hacen sentir bien, especial, es normal, pero te aconsejo que amplíes tu mirada, que vayas más allá de tu cuerpo, más allá de tu familia y que observes los pequeños gestos de personas anónimas que te hacen disfrutar de la vida, que te hacen sentir una profunda gratitud.

 

Ábrete a cualquier experiencia que el universo traiga hasta ti… Solemos vivir en una constante lucha, luchando con otros por nuestra felicidad, como si ésta fuera un bien escaso, como si fuera un tesoro al que solo algunos acceden. En esa lucha eterna que tenemos con nosotros mismos y los demás, nos imponemos ciertas metas o expectativas que se pueden llegar a convertir en las rejas de la cárcel donde nos recluimos a nosotros mismos. Abandona tus expectativas, déjate llevar por la sabiduría de la vida, del universo. Relájate, permite que el propósito de tu vida te encuentre, no luches, no busques desesperadamente la felicidad fuera de ti, está en ti, siempre lo ha estado. Cuando fluyes con la vida, ésta te sorprende, te lleva a descubrir cosas de ti mismo que no sabías que tenías, te sorprende al enseñarte tu verdadera naturaleza, puro amor y gratitud. Fluye con ellos, déjate llevar.

El corazón es la sede del amor y la gratitud…Este lugar de tu cuerpo es el que guarda la semilla de la gratitud, de donde nace el amor, de donde nace la felicidad. Acude a tu corazón, siéntate calmadamente y lleva tus manos al pecho, siente su latido, su presencia silenciosa. Tras contactar con tu corazón, dedica dos o tres minutos a agradecer aquellas cosas y personas que hacen que tu vida sea más brillante, más interesante, más significativa. Intenta sentir cómo la gratitud se expande desde tu corazón a todo tu cuerpo, a tu mente y cómo también traspasa tu piel para compartir esta emoción con toda la humanidad, con todo el planeta, con todo el universo. Esta práctica tan sencilla te ayudará a crecer interiormente, te hará sentir equilibrado y sereno. Incorporar este hábito a tu día a día, lo cambiará todo, te transformará por completo.

 

Recuerda que la gratitud es una de las muchas maneras en que el amor se expresa. Tú eres puro amor, tú eres pura gratitud.

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Elena: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3080192

¿Quieres encontrar el equilibrio? Te invito a que disfrutes de la soledad.

Pasar tiempo a solas nos ayuda a conseguir una relación más sana tanto con nosotros como con los demás.

Aunque sí es cierto que somos seres sociales, de vez en cuando nos conviene estar a solas para poder reencontrarnos con nosotros mismos.

¿Crees que estar solo está mal visto? Pues siento decirte que para nada, la soledad bien gestionada es una buena oportunidad para conocernos y desarrollar nuestros puntos fuertes.

Nos permite hacer una valoración del estado en el que nos encontramos y solucionar con más calma los problemas que tengamos.

Estamos tan acostumbrados a estar siempre acompañados que cuando estamos solos experimentamos una sensación de vacío y de abandonado que no siempre resulta fácil de asumir.

Mantén una actitud positiva

La clave está en dejar de considerar la soledad como algo negativo.
Estar solo no significa sentirse solo.
Piensa en todo lo bueno que te pueden aportar esos momentos de estar contigo mismo: tiempo para reflexionar, para descansar, para entenderte mejor tanto a ti como a los demás…
Con esta actitud, la soledad puede convertirse en un regalo.

Más independencia

Estamos muy acostumbrados a depender emocionalmente de los demás, ya sean nuestros padres, amigos, pareja…
Si por cualquier razón nos quedamos solos, nos sentimos abandonados y con la sensación que nos falta algo.
Si aprendes a sentirte a gusto en esta situación, fortalecerás tu carácter, ser más feliz por ti mismo y no tanto por los que te rodean.

Fortalecer autoestima

Algunas veces el miedo a estar solo refleja una dosis baja de autoestima.
Para evitarlo, deja de depender de la aceptación de los demás.
Si te demuestras que tienes las capacidades suficientes por ti para superar los problemas sin ayuda, tu confianza aumentará de manera escalonada.

Date un voto de confianza y superarás los obstáculos con mayor seguridad.

Si te interesa tener técnicas que te ayuden a aumentar la autoestima, te invito a que visites el siguiente link: http://www.centrepsicologickaizen.com/aumentar-la-autoestima/ en el cual verás el temario que imparto para el Taller Online que puede resultarte muy útil.

Busca momentos de soledad

Si no estás demasiado acostumbrado, empieza realizando alguna actividad a solas como por ejemplo: ir a dar un paseo, a tomar un café …

Al principio te parecerá extraño, pero con el tiempo te acostumbrarás y disfrutarás de esos momentos.

La soledad bien gestionada puede convertirse en una gran aliada.

¿Quieres conocer algunos de sus beneficios adicionales?

  • Una oportunidad para cuidarte y disfrutar de la vida: aprovecha los momentos de soledad para hacer cosas que te gustan: escuchar música, leer, pasear…
  • Inteligencia emocional: las personas que están acostumbradas a estar solas suelen tener un mayor vida interior y son más capaces de comprender sus emociones y la de los demás.
  • Menos estrés: pasar un tiempo solo nos proporciona la relajación que difícilmente conseguiremos rodeados de gente. Es una forma ideal de serenarnos y de recuperar el equilibrio.

Termino este post con una frase que espero te haga pensar:

“Muchas personas sufren el miedo de encontrarse a solas, y por lo tanto, no se encuentran a sí mismas”.
Rollo May

 

Aida Canals López

Psicóloga General Sanitaria

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Este virus ha llegado de manera inesperada, cambiando nuestra vida al completo. Muchos dirán que es una gran crisis, que es un desastre para toda nuestra vida. Yo opino de manera diferente, yo creo que el coronavirus nos está dando la oportunidad de re-conectar con nuestra propia humanidad, nos permite vivir en el presente, tarea nada sencilla cuando la vorágine de la vida nos conduce por caminos que ya conocemos.

Siempre he pensado que los malos momentos y las crisis, tienen un poder enorme para transformar nuestras vidas, pues nos permiten tomar las riendas de nuestra vida en lugar de dejar que continúen su camino de manera automática. Esta crisis, como muchas otras que hemos vivido y viviremos, nos ayuda a evolucionar, a crecer, a ver la vida de una manera alternativa. Por eso creo que este virus es la semilla de un cambio que nace en tu interior, es la semilla que cambiará toda tu vida si te abres completamente a esta experiencia.

Creo que esta situación que estamos viviendo ahora, es ideal para adentrarnos en la magia del presente, de la atención plena. Si lo piensas, los grandes monjes budistas viven aislados y es precisamente en esas situaciones donde podemos desarrollar nuestra más profunda espiritualidad, es cuando tenemos más tiempo para reflexionar, para estar con nosotros mismos y nuestros seres queridos… muchos dirán que es una situación insoportable… yo creo que es la situación ideal para hacer cambios profundos, para crear la vida interior que realmente deseas.

La práctica de la atención plena nos ayuda a vivir en el presente, en este momento exacto en que tomas aire y lo expulsas, en este instante de la vida donde puedes sentir tu cuerpo, donde sabes que en tu interior todo va bien, a pesar del caos del mundo que existe fuera de ti. Lo que propone mindfulness, es experimentar el presente, el único momento que realmente podemos vivir. Al hacer esto, comenzamos a aceptar las experiencias que vivimos como parte del aprendizaje vital.

Tenemos el poder de escribir nuestra vida cada día, en base a decisiones tan sencillas como dejarnos llevar por el miedo o refugiarnos en nuestro amor, podemos angustiarnos con las noticias o podemos observar nuestra respiración calmada, sintiendo que en este instante de nuestra vida todo va bien. Podemos elegir entre el pánico o la gratitud, podemos sentir que la vida ha perdido todo el sentido o podemos imaginar la nueva vida que surge de esta situación difícil, de este reto que estamos viviendo toda la humanidad unida.

En el artículo de hoy quiero darte algunas pautas muy sencillas para que el aislamiento que ahora estás experimentando, lo puedas vivir desde la calma y serenidad, desde el presente y tu propia respiración… Allá vamos…

  • Respira… Sé que te puede sonar raro que te diga que respires, pero has de saber que la respiración es el hilo que te une al presente y a tu cuerpo. Cuando observas tu respiración calmada, creas una burbuja de serenidad a tu alrededor, acallando las noticias que vienen de fuera, acallando el diálogo que tienes contigo mismo, reduciendo la intensidad de tus emociones. La clave es respirar conscientemente, en el presente. Tal vez te estés preguntando cómo puedes hacerlo…. Bien, a continuación te muestro un pequeño ejercicio de respiración consciente que puedes practicar desde ya mismo:

Muy amablemente, guía tu atención a la respiración… atiende a la expansión de tus pulmones y de la caja torácica y a la manera en que tu abdomen empuja hacia fuera… Respira a tu propio ritmo, no te fuerces en hacer inspiraciones más profundas de lo habitual en ti… Respira naturalmente… sintiendo los movimientos de la inhalación y exhalación… Siente el ligero ir y venir de tu respiración, introduciendo aire fresco en tus pulmones a través de la nariz… y expulsando el aire que ha usado tu cuerpo para mantenerte consciente en el aquí y ahora… Siente cómo el ritmo calmado de tu respiración te recuerda a una marea eterna, cada inspiración es una ola, cada espiración otra ola más que profundiza tu calma y bienestar…

Al centrarte solo en tu respiración, puedes sentir que tu atención se enreda en pensamientos o emociones que experimenta tu mente… no pasa nada… esa es la función de la mente… pero cada vez que sientas que los pensamientos o emociones te distraen, quiero que imagines que son nubes esponjosas que se van por sí solas cuando no te aferras a ellas… Cada vez que sientas que te has distraído, recuerda volver a tu respiración, de modo que el aire que inhalas y exhalas, te ayude a que esas nubes de tu mente fluyan… se alejen… los pensamientos vienen y van cuando no nos aferramos a ellos… desaparecen por sí solos… Siente esta profunda sensación de apertura y aceptación hacia ti mismo… Durante unos minutos, tan solo observa tu cuerpo y tu mente… fluye con el aire que introduces y expulsas de tu cuerpo…

 

  • La vida fluye… todo pasa, nada permanece… Una de las grandes enseñanzas del budismo, es que la vida es impermanente, nada dura para siempre. Sé que en la situación en que estamos inmersos ahora mismo, puede parecer que el tiempo se alarga eternamente, que hemos perdido el control total de nuestra vida. Lo cierto es que esto también pasará, también desaparecerá. La clave es aceptar la vida tal y como es y sacar provecho de esta experiencia, reflexiona sobre cómo deseas que sea tu vida a partir de ahora, piensa en esa afición que siempre te ha apasionado y busca información para saber si puedes vivir de ella, mira a tu alrededor, a tu familia, a tus seres queridos… Siente el amor que hay en ti, aprovecha el aislamiento para re-conectar contigo mismo y con tus seres queridos.

 

  • Sé consciente de lo que haces en cada instante… De eso trata la atención plena, de vivir conscientemente, de observar nuestro cuerpo y mente, de saber lo que hacemos y cómo lo hacemos. Como dice Thich Nhat Hanh, cuando respiramos, somos conscientes de que respiramos, cuando nos aseamos, somos conscientes de que nos aseamos, cuando hablamos, somos conscientes de que hablamos. Trae tu atención de vuelta al ahora, al presente, a tu propio cuerpo. Hoy, cuando te laves los dientes, observa toda esta experiencia, observa la fuerza de tu mano al tomar el cepillo, el olor de la pasta de dientes, el movimiento de abrir la boca, los movimientos que realices para llegar a todos los dientes, siente también cómo te enjuagas la boca y la sensación de limpieza que sientes. Esto lo puedes hacer con cualquier otra actividad.

 

  • La humanidad compartida… Todos somos uno y lo mismo, cuando ayudamos a otra persona, en realidad estamos ayudando a toda la humanidad que habita este planeta. Un gesto tan sencillo como sonreír o salir a aplaudir el magnífico trabajo que realizan los profesionales de la sanidad, los reponedores, los cajeros, los transportistas, es capaz de transmitir amor y gratitud, modificando la vibración de un país entero, del mundo entero. Vibra alto, siente amor, compasión, gratitud, esperanza y serenidad, estas emociones viajan más allá de tu piel, se transmite silenciosamente a tu alrededor.

Estos pequeños consejos creo que te ayudarán a comenzar a vivir este aislamiento obligado como una oportunidad para evolucionar, crecer y convertirte en la persona que deseas ser.

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

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