La Esclerosis Múltiple, como conocemos, es una enfermedad neurodegenerativa, inflamatoria y autoinmune del Sistema Nervioso Central. Sus características principales son el deterioro de la función motora y sensitiva pero además tiene gran implicación a nivel cognitivo. Por ello, se le considera una de las principales causas de discapacidad en los adultos jóvenes.
Recientemente y cada vez más se le otorga gran importancia al deterioro cognitivo. Es un síntoma frecuente y puede llegar a ser muy discapacitante incluso para las actividades básicas de la vida diaria. Todo ello compromete la calidad de vida de las personas diagnosticadas de esta patología.
Y este es nuestro objetivo y punto clave, la calidad de vida.
En los últimos años ha tomado especial relevancia la humanización de la medicina y la “personalización” de esta. No solo hemos cambiado la forma de diagnosticar sino también de tratar y eso en gran medida es gracias a equipos multidisciplinares.
Entendemos al paciente como un todo. No solo como una patología orgánica que tratar. Por ende, es de real importancia tener en cuenta todos los factores que influyen en la persona diagnosticada de Esclerosis. Desde el biológico y físico hasta el cognitivo y emocional.
Desde la perspectiva de la Neuropsicología, la EM es una patología que cursa con el deterioro de algunas funciones cognitivas, como pueden ser el aumento de la velocidad de procesamiento, la atención, memoria de trabajo, memoria visual y verbal, fluencia verbal y funciones ejecutivas, que serían las más destacadas en estudios científicos. Esto se traduce en problemas que podrían aparecer en el día a día y que aparentemente podría catalogarse como “síntomas invisibles” pero que comprometen de forma significativa su calidad de vida.
No podemos olvidarnos del componente emocional. Factor tan influyente en cualquier enfermedad.
El avance científico en esta patología es muy relevante pero lento, por ello es importante adaptarse a la convivencia con ella. Es habitual enfrentarse a barreras como la incomprensión, el desconocimiento o el acceso limitado a recursos.
Aquí es donde cobramos importancia los grupos sanitarios. Dedicados a cuidar de las personas con esta enfermedad desde todas las esferas.
El papel del Neuropsicólogo no es solo el de diagnosticar problemas cognitivos, conductuales y emocionales que pudieran aparecer a lo largo de la evolución o diagnóstico de la enfermedad si no también acompañar, cuidar y atender las necesidades particulares de la persona que padece la enfermedad y de sus familiares.
Por ello, con motivo de la celebración del Día Nacional de la Esclerosis Múltiple, destacar una vez más la importancia de la medicina centrada en el paciente y del desarrollo de equipos multidisciplinares que hagan posible un objetivo común, la mejora de la calidad de vida de las personas con esta patología.
María Pérez Garoz
Neuropsicóloga Clínica
Neuropsicóloga online de We Doctor
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