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Humanizarnos supone identificar nuestra esencia, nuestra energía única y mostrarla allá donde vayamos. Si bien en el ámbito de las profesiones de la salud es esencial humanizar toda la relación terapéutica, no es menos cierto que debemos humanizar cualquier relación que mantengamos con cualquier ser humano en cualquier contexto vital. Hoy quiero detenerme en la escucha, esa habilidad tan importante para la vida y que tan poco usamos.

Personalmente siempre he tenido una mayor facilidad para escuchar que para hablar, siempre me ha gustado observar mi entorno, aprendiendo de todo cuanto me rodeaba. Esta habilidad intrínseca me ha ayudado mucho en mi carrera, ya que considero que la escucha es casi más importante en psicología, que las técnicas concretas que usemos con los pacientes. Yo contaba con esa ventaja para dedicarme a mi profesión, pero la escucha activa es una habilidad que podemos aprender. En la etapa profesional que desarrollé en cuidados paliativos, fui consciente de la importancia de la escucha y de los silencios, dos ámbitos que solemos temer profundamente.

Cuando escuchamos a una persona de manera activa y consciente, escuchar se vuelve terapéutico en sí mismo. Los propios pacientes consideran que aquel profesional que desarrolla este tipo de escucha, crea las condiciones necesarias para promover la curación y recuperación. Solo desde la escucha consciente que deja a un lado las críticas y juicios sobre quién es la otra persona, permite que el paciente se responsabilice de su propia vida, involucrándose en el tratamiento de su enfermedad y en el mantenimiento de su salud (1).

Nadie nos ha enseñado a escuchar activamente y en este mundo hiper-ocupado donde la multi-tarea es lo habitual, parece que tomarse tiempo para escuchar de manera consciente a otra persona, es una “pérdida de tiempo”. La idea revolucionaria que introduce la escucha activa, es la de tomarnos tiempo para dejar a un lado todo, centrándonos en lo que otra persona nos comunica, en sus palabras y gestos. En el ámbito profesional la escucha activa es un tiempo que invertimos para ser más eficaces y eficientes con el resto de tiempo que le dedicamos al paciente, pues nuestra comunicación será más certera e irá dirigida a los problemas y dudas del enfermo.

Cuando hablo de escucha activa, me refiero a ese tipo de escucha atenta, consciente y centrada en el otro, que nos permite conectar con las vivencias ajenas, desarrollando nuestra empatía para acompañar en el relato. Este tipo de escucha, requiere de nosotros un esfuerzo porque es un proceso que se debe realizar teniendo en cuenta algunos elementos esenciales:

Realmente la práctica de este tipo de escucha en nuestra vida en general y en la profesional en particular, se beneficia mucho de la práctica de mindfulness, que nos impulsa a centrarnos en el aquí y ahora, en nuestro cuerpo y en la otra persona con la que interaccionamos. Solo podemos escuchar genuinamente a otras personas cuando dejamos a un lado nuestras preocupaciones, nuestras anticipaciones sobre el futuro, cuando alcanzamos un estado mental de calma y equilibrio donde solo nos centramos en el presente, abandonando la hiperactividad a la que estamos acostumbrados, tomando asiento y hablando con calma. Así pues, practicar la atención plena es una habilidad que te ayudará mucho a ser más consciente del ahora y a realizar una escucha atenta y activa.

Para que puedas comenzar a practicar la escucha activa desde hoy mismo en tu entorno personal y profesional, te voy a dar una serie de pautas que puedes seguir. Cuanto más las practiques más sencillo te será interiorizarlas y automatizarlas, hasta tal punto que ya no tendrás que pensar en escuchar activamente, esto simplemente sucederá.

  • Observa tu ancla al presente – la respiración: Esta función vital es clave para regular tu atención y tus emociones. Si bien la respiración ocurre de manera automática la mayor parte de las veces, lo cierto es que también podemos regularla y nuestros estados anímicos modifican su ritmo. Cuando te fijas conscientemente en la respiración, el objetivo no es respirar más superficialmente o más hondo de lo normal en ti, el propósito de esta observación es que tengas un ancla al presente y a tu propio cuerpo. Escuchar relatos llenos de sufrimiento, te secuestran emocionalmente y te anulan como profesional, por lo que es importante que cuando sientas que pierdes el contacto contigo mismo, dejándote llevar por lo que siente otra persona, observes tu respiración, el fluir calmado y constante del aire que entra y sale de tu cuerpo. La escucha activa se basa en la regulación emocional propia y ajena. Para que te sea más sencillo identificar tu respiración ante momentos emocionalmente intensos, puedes identificar el ancla de respiración más potente para ti, el que te hace ser más consciente del flujo incesante de aire que entra y sale de tu cuerpo, para ello fíjate en tu nariz, pecho y abdomen y elige el lugar donde eres más consciente de tu respiración.
  • Limita tus distracciones: Es importante que cuando estés escuchando a otra persona, todo tu cuerpo y mente se vuelque en el otro, dejando a un lado las tareas pendientes, preocupaciones o distracciones ya habituales como el móvil. Disfruta de tu relación con los pacientes y con las personas de tu entorno, céntrate en el presente.
  • Habla menos y escucha más: Esta es una de las claves esenciales de la escucha activa. Los filósofos siempre han ido unos pasos por delante de los psicólogos y por ello quiero compartir contigo esta frase de Zenón de Citio, quien dijo: “Tenemos dos orejas y una sola boca, justamente para oír más y hablar menos”.
  • Comprende el mensaje de la otra persona más allá de las palabras: Tu capacidad empática es la que te permite conectar con otras personas y comprender lo que sienten. Para ello no debes olvidar escuchar las palabras emitidas pero también ser consciente del contexto no verbal donde expresa sus emociones. Esto lo hace a través del tono de voz, de los gestos, de los silencios, de la ansiedad que muestra al hablar de ciertos temas, etc. Para mí, el canal no verbal de la comunicación es esencial para poder escuchar activamente y poder ser efectivo en nuestra ayuda, por ello en el siguiente artículo que escribiré sobre la humanización, hablaré de la comunicación no verbal.
  • Evita los juicios y críticas: Cuando juzgamos y criticamos, sea de manera verbal o solo en nuestra mente, logramos que la otra persona pierda la confianza depositada en nosotros. Puede ser habitual que algunos profesionales de la salud llamen la atención sobre el poco cuidado que ha tenido el paciente por no haber acudido antes al médico o por no haber cuidado más su salud, mi consejo es que evites este tipo de reproches que solo hacen sentir culpable al paciente y no tiene la capacidad de cambiar lo ocurrido. El enfermo necesita ser comprendido, acogido y apoyado, al tiempo que mostramos nuestra intención de hacer lo mejor para él o ella.
  • Inicia la comunicación verbal: Una vez que hemos escuchado activa y conscientemente el relato de la otra persona, somos capaces de escoger nuestras palabras de manera más certera y eficaz. Algo importante es que mientras escuchamos, realicemos micro-expresiones de comprensión (“Mmm”, “Ajá”, asentir con la cabeza, etc.) y aprovechemos las pausas naturales del discurso del paciente, para hacerle saber que hemos comprendido lo que nos transmite, emitiendo alguna frase como: “Entiendo que el diagnóstico de una enfermedad crónica que requiere medicación diaria, puede suponer un reto para usted…”.

Eres terapéutico con tu sola presencia, eres capaz de sanar las emociones del paciente y tienes el poder y la capacidad de cambiar el estado anímico de quienes te rodean con tan solo tu actitud positiva, tu sonrisa y tu habilidad para acoger al otro en su tristeza y alegría. No creas que la escucha es una habilidad con la que se nace, en algunos casos es así, pero en la mayoría es una habilidad que se ha de desarrollar y aprender. Tú puedes comenzar a ser un oyente y comunicador más empático y compasivo, confía en tu capacidad sanadora.

 

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Elena: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3080192

Todos en algún momento hemos experimentado el amor. Queremos a nuestra familia, amigos y mascotas. Sin embargo, el amor romántico es otra cosa. Este, es un sentimiento intenso y nuevo que se diferencia de las demás manifestaciones de afecto.

En el amor se dan las siguientes características únicas:

• La atracción: esta se corresponde con reacciones químicas hormonales. La oxitocina y la dopamina desencadenan una respuesta de placer, la cual funciona a modo recompensa, y como tal buscamos replicarla. La atracción se refiere al deseo físico y al interés.
• La intimidad: es un vínculo que surge cuando compartimos sentimientos y pensamientos personales.
• El compromiso: va más allá del enamoramiento y se basa en la promesa de dos personas para llevar adelante un proyecto de vida.

Las relaciones de pareja, por lo tanto, son muy importantes para nuestra felicidad y bienestar. Sin embargo, en España se rompe un matrimonio cada 5 minutos.

Las relaciones no son fáciles, de hecho, toda relación tiene altibajos, existen conflictos inherentes a la convivencia; el dinero, el estrés en nuestro día a día, las decisiones de crianza de los hijos, etc. las cuales a menudo crean conflictos recurrentes. Un signo que evidencia problemas en los vínculos interpersonales, puede ser tener la misma pelea una y otra vez.

Afortunadamente, hay medidas que se pueden implementar para mantener los lazos afectivos, y por ende los sentimientos el mayor tiempo posible, y de este modo tener una relación de pareja sana. A continuación, os dejaré unas cuantas ideas que pueden resultar de mucha ayuda.

  • Comunicación

Un elemento clave en las relaciones saludables es la comunicación. Este tipo de parejas dedican un espacio su tiempo para hablar no sólo de temas superficiales o cotidianos, sino también de problemas personales, compartir intereses e inquietudes, además de afianzar lazos.

Debemos recordar que más importante que hablar, puede resultar escuchar, pero con frecuencia es un elemento que no solemos emplear, pues recurrentemente las personas se centran prioritariamente en el mensaje que tienen que transmitir, sin tener en consideración que desde este cambio de perspectiva podemos conocer las necesidades del otro y de esta manera ampliar nuestro conocimiento.

  • Trabajar los conflictos

Muchas parejas por miedo a abordar determinados temas que pueden producir un enfrentamiento, esconden los problemas debajo de la alfombra. Un conflicto no tiene por qué ser algo negativo, de hecho, por sí mismo brinda una oportunidad al cambio.

Lógicamente un conflicto debe de conducirse desde el respeto y la comprensión mutua. Sin tirarse los trastos a la cabeza y sin permitir que la ira tome el control de la situación.
La mala comunicación está vinculada con una mayor probabilidad de ruptura de la pareja.

Además, estos temas que permanecen sin resolver, pueden convertir cualquier situación benigna en un drama que podría haberse evitado desde el principio.

  • Mantener el interés

Las relaciones se pueden ir desgastando por el día a día, por eso es necesario trabajar en ella a lo largo de todo su curso. Es como una planta a la que hay que regar constantemente y el hábito puede ser la peor plaga. Con el tiempo y las muchas responsabilidades que todos tenemos, acabamos descuidando la relación. No pocas personas que están en relaciones duraderas refieren aburrimiento, menor satisfacción y falta de deseo hacia la otra persona.

Por eso hay que introducir el “factor novedad”, a través del cual devolvemos a la relación interés. Se debe salir de la rutina haciendo cosas diferentes en pareja, como tomar clases de baile, hacer picnics, realizar viajes a lugares nuevos, etc. para ello es necesario buscar momentos de calidad que compartir a lo largo de la semana.

Sin olvidarnos del deseo sexual, para conseguir que perdure el interés en el mismo, debemos hacer que los momentos de intimidad surjan o bien propiciarlos de manera sutil. No hay situación que más lastime el deseo que planificar en el calendario un día fijo, como una obligación, por ejemplo: las noches del sábado para mantener sexo.

  • Reconocer sentimientos y ponerse en el lugar del otro

Una relación de pareja es como un equipo, por lo que pese a las diferencias que puedan existir, diferencias lógicas por el hecho de ser dos personas distintas, se deben conducir hacia la búsqueda del beneficio mutuo (ganar-ganar). Un ejemplo: sé que tú piensas de otra manera y aprecio que entiendas mi punto de vista.
Esta dinámica conduce a una conversación más constructiva, en donde se da un sentimiento reciproco de comprensión y además se mira por las necesidades de ambos.

  • Aceptar a la otra persona

Debes amar a la otra persona con sus defectos y virtudes. Un elemento esencial es la aceptación del otro, que consiste en ponerse en sus zapatos (empatía). Entendiendo que como ser humano que es, todo individuo siempre tendrá cosas por mejorar. Entonces, ¿cuál es nuestro papel como compañero? tan sólo si el otro sujeto decide por sí mismo cambiar, nosotros podemos acompañarle y apoyarle.

Es necesario resaltar que no todo es aceptable, existiendo circunstancias que pueden darse en algunas parejas, que jamás deberías permitir.

Además, este ejercicio nos obliga a realizar una autocrítica, que nos permita encontrar lo que nosotros mismos podemos mejorar.

  • Respeto mutuo

El respeto mutuo es la base de una relación de pareja sana y exitosa. Nunca dentro de una pareja se deben trasgredir determinados límites. Elementos como los insultos, los gritos, las amenazas, las humillaciones y los golpes, son muestras de violencia, que hieren en lo más profundo de los derechos de la otra persona y socavan una relación. El amor en su inmensidad puede ser muchas cosas positivas, pero este jamás es dolor.

“Nunca por encima de ti, nunca por debajo de ti, siempre a tu lado” – Walter Winchell

 

 

Soraya Vivancos Montero

Psicóloga.

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Soraya:  https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3506184