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El Coronavirus ha llegado a nuestras vidas para crear profundos cambios en todas las áreas de nuestra vida.

Este cambio radical requiere por nuestra parte un ajuste, adaptarnos a las nuevas situaciones… confinamientos, limitación de la vida social, el uso de la mascarilla, mantener una buena higiene de manos, el teletrabajo, los cambios de horarios, el miedo al contagio, la preocupación por familiares más vulnerables, etc.

Como puedes comprobar, el Covid-19 ha revolucionado nuestra vida. Y este ajuste rápido a cambios mundiales, se ha materializado en la llamada “Fatiga Pandémica”.

Hace unos meses la OMS hizo público este término para retratar lo que muchas personas sentimos: estrés, agotamiento, apatía y desmotivación que alteran todas las áreas de nuestra vida.

Hoy quiero que conozcas de verdad a la fatiga pandémica y por eso te describo algunas de las maneras en que se presenta en tu vida, en tu cuerpo y en tu mente:

  • Estás más cansado y es un cansancio físico y emocional.
  • Ya no disfrutas tanto de las cosas como antes, en parte porque las has tenido que adaptar y hacer de otra manera y en parte porque estás agotado emocionalmente y sin energía.
  • Sientes que el mundo ha cambiado demasiado rápido, que los pilares que te mantenían en pie, se han derrumbado o al menos se han dañado.
  • Necesitas más tiempo para adaptarte a las cosas que la vida te trae, porque toda tu vida ha cambiado y necesitas tiempo para integrar estos cambios dentro de ti.
  • Sientes que vives en una “montaña rusa emocional”. Tus emociones cambian rápidamente, de pronto estás feliz y pasas a enfadarte, de ahí sientes tristeza y vuelves a sentirte tranquilo. Es normal, es señal de que tu mundo emocional se está adaptando  los cambios.
  • Necesitas llorar más. Esto es muy saludable, no debes preocuparte en exceso por ello, de hecho las lágrimas son la respuesta natural de nuestro cuerpo para liberar una emoción que se ha quedado estancada en nosotros, de modo que cuando lloras, regulas tus emociones.
  • Tu cuerpo se ha revolucionado. Una de las consecuencias de una pandemia global que dura ya más de un año, es que nuestro cuerpo ha entrado en el modo de “lucha-huida” propio del estrés. Y cuando estamos estresados, notamos que el cuerpo y la mente no funcionan como siempre, sentimos más preocupaciones, notamos nuestro corazón acelerado, respiramos mal y eso envía más mensajes confusos al cuerpo, sentimos que tenemos ganas de comer alimentos dulces, nos sentimos nerviosos y nos cuesta centrar nuestra atención en lo que hacemos.

Todo esto son señales de que tu cuerpo está luchando contra una gran amenaza…. ¿el antídoto?… TU MENTE.

  • “Epidemia onírica”: Se ha observado que desde que vivimos junto a la pandemia, se ha producido un aumento de los sueños que giran en torno al tema del Covid-19. Y aunque oficialmente no se incluye este signo dentro de la fatiga pandémica, creo que refleja una gran realidad… que nos estamos adaptando emocionalmente al Covid-19 y a las vacunas y regulamos lo que nos hacen sentir estos temas, en nuestros sueños.
  • Percibes menos riesgo en el contagio y eso te lleva a abandonar ciertas pautas que te ayudan a prevenir el contagio por Covid-19. El uso de la mascarilla es incómodo, a todos nos ocurre. Pero creo que la mascarilla me ayuda a cuidarme, a cuidar a mis seres queridos y a todas aquellas personas con quienes me cruzo por la calle, de modo que la mascarilla se ha convertido para mí, en un medio de cuidar a otros.

Como te he comentado antes, el antídoto del estrés, es tu mente. Porque todo depende de la manera en que interpretas la realidad…

¿Interpretas que todo lo que te ocurre es una gran amenaza para tu vida?… tu cuerpo entrará en estado de “lucha-huida” y comenzarás a vivir en el estrés.

¿Interpretas que lo que llega a ti son retos y oportunidades para crecer?… tu cuerpo estará en un estado de “aprendizaje y crecimiento”, donde te adaptarás mejor a los retos de la vida y aprenderás maneras alternativas de afrontar las situaciones vitales que lleguen hasta ti.

Tal vez pienses… parece muy fácil así por escrito, pero ¿cómo lo hago?

Hay muchas formas… y de ellas hablaré el día 19 de Marzo de 2021 a las 13:00h en el directo que voy a hacer en Instagram a través de la cuenta de WeDoctor: @wedoctor_es

En este Live de Instagram, profundizaré un poco más en la “Fatiga Pandémica”, te enseñaré técnicas rápidas y sencillas para regular tu estrés y ansiedad, responderé a todas tus dudas y a las de muchas personas que ya nos están haciendo llegar sus preguntas…

Y lo mejor de todo… solo por asistir te llevarás gratis un regalo… una guía que he creado para que comprendas realmente qué es la “Fatiga Pandémica” y profundices aún más en ti.

Todo esto será el día 19 de Marzo de 2021 a las 13:00h desde la cuenta de Instagram: @wedoctor_es

Puedes dejar tus preguntas y sugerencias en la cuenta de We Doctor pero también en la mía. Te invito a conectar conmigo, porque cada semana te hablo de cosas interesantes sobre psicología, atención plena y crecimiento personal. Sígueme en mi cuenta de Instagram: @cuidadopsicologico

¡Nos vemos el día 19!

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

Página web: https://cuidado-psicologico.es/

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Elena: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3080192

En mi anterior post, estuve hablando de la importancia de la comunicación no verbal, esos canales silenciosos que nos permiten conectar con los demás y que se convierten en recursos esenciales para humanizar toda nuestra vida. En este nuevo artículo quiero hablar de la comunicación verbal y de la importancia de informar al paciente sobre su estado de salud, pronóstico, tratamiento y efectos secundarios de éstos.

Para mí hay dos elementos esenciales para establecer una comunicación efectiva con las personas (ya sea en el ámbito profesional o en el personal). El primero de ellos es la escucha activa y consciente, tema del que ya hablé en esta serie de post sobre la humanización. La escucha activa requiere un gran esfuerzo por nuestra parte porque supone no emitir palabras al tiempo que escuchamos con nuestro cuerpo y mente a la otra persona, evadiéndonos de todo lo que no sea el otro, centrándonos en el presente, en este instante concreto de nuestra vida. Esta habilidad la podemos aprender y para ello puedes seguir algunos de los consejos que ya te aporté en ese post:

Respecto al segundo elemento que considero clave en la comunicación que se establece para comprender al otro, para aproximarnos a su mundo único, son las preguntas. En ocasiones tememos hacer preguntas por las posibles respuestas que podamos recibir o por temor a hacer un interrogatorio en lugar de una exploración compasiva, pero este temor, como todos, nacen de la falta de información. El uso de las preguntas en tu comunicación diaria es un arte que perfeccionarás cuanto más practiques.

 

Solemos pensar que las preguntas impiden que el otro se pueda expresar libremente, pero en realidad la función de las preguntas es la de dar un espacio para reflexionar sobre temas que tal vez no se habían parado a pensar previamente. Por ello, es importante que sepas que existen preguntas abiertas y preguntas cerradas y que lo ideal es que equilibres el uso de ambas para lograr una comunicación desarrollada en torno a las necesidades del paciente.

Las preguntas abiertas son aquellas que nos permiten explorar algún tema de manera general, sin entrar en aspectos específicos. Nos ayudan a hacernos una idea general del momento vital que atraviesa la otra persona y nos permiten “romper el hielo”, es una manera ideal de comenzar nuestras conversaciones y envían la idea de que deseamos conocer más de él o ella, que tenemos genuino interés en conocerles más profundamente. Algunos ejemplos de preguntas abiertas que puedes usar en tu día a día son: “¿Cómo se encuentra anímicamente?” “¿Qué tal está descansando?” “¿Hay algún síntoma que le resulte especialmente molesto?

Las preguntas cerradas son aquellas que nos permiten acotar el tema que hemos comenzado a explorar con las preguntas abiertas, profundizando en la experiencia del paciente. Algunos ejemplos de este tipo de preguntas son: “Me ha comentado que en ocasiones siente ansiedad, ¿qué síntomas de ansiedad suele experimentar?“Al parecer tiene dificultades para conciliar el sueño, ¿está pidiendo la pastilla para dormir?” “Me comenta que uno de los síntomas que más le molestan es el dolor en su pierna, ¿es un dolor punzante, persistente, dura mucho tiempo, se reduce cuando toma la medicación para el dolor?” Considero que el uso de las preguntas abiertas y cerradas son herramientas esenciales que debemos aprender a usar porque el grado de conocimiento que poseamos de cada caso concreto que tratemos, dependerá de nuestra capacidad investigadora.

Más allá del uso de las preguntas, la información que aportan los profesionales de la salud en torno al estado de la enfermedad, el pronóstico, los tratamientos recomendados y los efectos secundarios de los mismos, tienen la capacidad de regular las emociones del paciente, lo que indirectamente es capaz de estabilizar algunos síntomas como el dolor.

Cada paciente tiene unas necesidades de información muy concretas y es labor del profesional averiguar los deseos y necesidades del paciente en torno a este tema. Para ello, una vez más, puedes acudir a las preguntas, esa poderosa herramienta indagatoria. Es muy importante que el profesional sepa si el paciente desea ser informado de su estado de salud, si desea ser parte activa en la toma de decisiones respecto a los tratamientos a aplicar, si desea conocer su pronóstico o si en su lugar desea que la información sea dada a sus familiares. Es importante conocer todas estas cosas porque determinará lo que hará el profesional en el proceso comunicativo constante que debe llevar a cabo con el enfermo y su familia. Algunas maneras en que puedes explorar las necesidades de información del paciente son: “¿Desea ser informado de su enfermedad?” “¿Desea ser parte activa de la toma de decisiones en torno a su tratamiento o prefiere que sea yo quien tome las decisiones?” “¿Desea que informemos a su familia de su estado en lugar de a usted?”

Otro elemento esencial a tener en cuenta, es que el paciente puede cambiar de opinión y aunque al inicio de la relación terapéutica indique que no desea ser informado, pasado un tiempo y tras adaptarse a su patología, puede necesitar ser informado, por lo que es interesante que pasado un tiempo, exploremos una vez más las necesidades de información del enfermo. Nunca debemos olvidar ser flexibles y adaptarnos a las necesidades del paciente.

La ley de autonomía del paciente, asegura el derecho de los pacientes a ser informados sobre su salud y de las decisiones a tomar en torno a ellas, pero también contempla en su interior las necesidades y deseos del paciente, de modo que si éste desea no ser informado, también está en su derecho. Solo podremos conocer lo que un paciente en concreto quiere, si se lo preguntamos y nos comunicamos abiertamente con él o ella.

Este tema de la comunicación e información es tan importante porque múltiples estudios han demostrado que una comunicación efectiva y adaptada a las necesidades del paciente, mejora los resultados médicos, la adherencia al tratamiento, la satisfacción del paciente, aumenta la eficiencia del profesional y permite establecer una mejor alianza terapéutica.

Un elemento que considero esencial que conozcáis, es que la información que aportáis, reduce la ansiedad, angustia e incertidumbre del paciente en torno a su estado de salud. Cuando hablo de este tema siempre me gusta hacer referencia al concepto que introdujo Cicely Saunders con el “dolor total”. Este concepto hace referencia a la gran permeabilidad emocional que posee el dolor físico, de tal modo que las emociones que experimenta el paciente, pueden variar el grado de dolor que experimentan. Emociones como ansiedad, tristeza o angustia, son capaces de reducir el umbral del dolor, lo que conlleva una mayor experiencia dolorosa que no siempre se logra aliviar con fármacos, siendo el acompañamiento humanizado y la información personalizada, el mejor antídoto contra este dolor que se convierte en sufrimiento.

Conocer un diagnóstico concreto puede no llegar a ser tan importante como saber cuáles son los tratamientos a seguir y los cambios vitales que van a suponer para él o ella, es importante informar de los cuidados diarios a realizar y asegurarnos de que saben cómo hacerlos, muchos pacientes necesitan saber el pronóstico a medio o largo plazo de su enfermedad, los síntomas habituales que van a experimentar y aquellos que son signos de alarma y que deben saber identificar para buscar ayuda médica urgente, muchos pacientes también se preocupan por cómo afectará todo ello a su familia y/o cuidadores principales, por lo que es importante informar ante este tipo de preocupaciones. Cada paciente es único y necesita información muy concreta, por lo que es importante que seas capaz de conocer a tus pacientes para organizar toda la comunicación e información en torno a esas necesidades personales.

Por último, aunque no menos importante, el profesional de la salud (especialmente en el ámbito hospitalario) tiene la responsabilidad añadida de relacionarse e informar a los familiares y cuidadores principales de los pacientes. Recientemente hospitalizaron a mi abuelo durante unos días y si bien los médicos informaron del diagnóstico y tratamiento, observé que faltaba información sobre el pronóstico (¿qué podemos esperar de aquí a unos meses?), información sobre los primeros signos de empeoramiento que requerirán acudir a urgencias, cómo hacer las curas de la mejor manera posible y el tiempo aproximado que serán requeridas, etc. Aunque estas preocupaciones puedan ser menores, no debemos olvidar que tras el alta hospitalaria, la responsabilidad y cuidados recaen sobre la familia y cuidadores, por lo que es muy importante incorporarles como parte activa del proceso comunicativo.

La comunicación es un proceso muy necesario en el ámbito de la salud y aunque ahora mismo te pueda parecer muy difícil, en realidad es una parte de tu trabajo muy importante y significativa. Estas habilidades se pueden aprender y te hacen un mejor profesional. Tan solo recuerda que cada persona es única y tiene unas necesidades muy concretas, pierde el miedo a explorarlas y contacta con tu esencia, con tu humanidad más pura.

 

 

Elena Alameda Jackson

Licenciada en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid. Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud. Máster en Psicooncología por la Universidad Complutense de Madrid.

Psicóloga habilitada para ejercer actividades sanitarias en todo el país. Experiencia profesional en Psicología Online, Formación a Profesionales y Colaboradora de la editorial Formación Alcalá.

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Elena: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3080192