El estrés tiene un impacto negativo en nuestra salud en general. Afecta a muchas partes de nuestro organismo, pudiendo causar problemas de piel, lesiones musculares, patologías bucales y oculares… y también afecta a nuestro aparato digestivo. De hecho, estudios recientes señalan que el estrés puede provocar cambios significativos en la composición de nuestra flora intestinal. Por eso, en este post de blog vamos a hablar sobre cómo afecta el estrés a la microbiota intestinal.
Lo primero que debemos tener claro es ¿qué es el estrés? Se ha definido como una condición compleja en la cual la homeostasis o estado estable de un organismo está perturbado o amenazado por un estresor físico o ambiental. Este mecanismo resulta de vital importancia, ya que conlleva una serie de reacciones en los sistemas neuroendocrino, nervioso, cardiovascular e inmunitario que permiten una acción rápida de “lucha o huida” ante estos estresores. El estrés, por tanto, no debe ser considerado solo como una fuerza negativa. Dependiendo de su duración, intensidad e interpretación puede considerarse patológico o no. De hecho, podemos hablar de dos tipos de estrés:
Eustress
Las sensaciones son percibidas como el sujeto como positivas.
Distress
Las sensaciones son interpretadas de forma negativa.
¿Cómo afecta el estrés a la microbiota intestinal?
Como decíamos al principio, estudios actuales sugieren que el estrés tiene efectos significativos en la composición de la microbiota intestinal. Algunos de estos efectos pueden ser alteraciones en la motilidad intestinal, transporte de mucosas, función de barrera intestinal y percepción visceral. Estos efectos son producidos a través de la vía eje intestino-cerebro, conocida como GBA, una red de comunicación bidireccional entre el intestino y el cerebro.
Actualmente se han utilizado diversos enfoques experimentales para contrarrestar el efecto modulador del estrés sobre la microbiota intestinal. Estos enfoques han demostrado que la respuesta al estrés puede revertirse parcialmente mediante la colonización del intestino. ¿Cómo? A través de una buena alimentación y de una suplementación probiótica o trasplante microbiano. Esto contribuye a mejorar los problemas derivados del estrés como:
- Deficitario funcionamiento cognitivo.
- Inflamación sistémica.
- Problemas inmunológicos.
- Enfermedades inflamatorias del intestino (EII).
- Trastornos neuropsiquiátricos y neurodegenerativos.
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