DEFINICIÓN DEL USO RACIONAL DEL MEDICAMENTO

Todos tenemos en casa un pequeño botiquín, un cajón o armarito donde guardamos  nuestras medicinas junto con material de curas. Pero en ocasiones, este botiquín se convierte en auténticas minifarmacias caseras, donde se reúnen pomadas, pastillas, cápsulas, jarabes, ampollas, fórmulas magistrales, etc.

Está bien tener un pequeño espacio en el que guardemos medicamentos, sin embargo, se convierte en un problema cuando la cantidad de fármacos y su uso pasan a ser excesivos e inútiles. Provocando además, tomas inadecuadas, errores por confusión, ingestión de caducados o incluso, en manos de niños, intoxicación.

Luego entonces, nos conviene saber qué es el uso racional del medicamento y cómo llevarlo a cabo.

La OMS define el uso racional del medicamento como: “Los pacientes reciben la medicación adecuada a sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos individuales, durante un período de tiempo adecuado y al menor coste posible para ellos y para la comunidad ”.

¿Qué significa esto?, entremos en detalle:

  • Medicación adecuada a las necesidades clínicas: el medicamento recetado es para una patología concreta, tiene una indicación determinada, no vale para otro problema de salud. Si te mandaron un antibiótico para una infección, no vale para un simple dolor de garganta.
  • Dosis correspondientes a sus requisitos individuales: a cada persona, según su peso y teniendo en cuenta si tiene otras patologías, se le pauta una dosis ajustada del medicamento prescrito. Por tanto, no es correcto dar a otra persona tu medicamento de la forma que a ti te la indicaron, pues podemos cometer un error de dosificación.
  • Durante un periodo de tiempo adecuado: el médico y/o farmacéutico, te dirán durante cuántos días has de tomar el medicamento, respetando los días de tratamiento y evitando tomar más del necesario. El analgésico se toma durante el proceso doloroso, si desaparece este, no hace falta consumir toda la caja.
  • Al menor coste posible: reducir gasto innecesario es posible si desde las instituciones hasta la población hacemos un esfuerzo de ahorro. Si realmente no es necesario, no se debe recetar un medicamento porque alguien lo pida. Tampoco comprar en la farmacia aquellos medicamentos libres de receta con la excusa del “por si a caso”.

MEDICAMENTOS DE BOTIQUÍN

Como decía antes, es necesario tener un pequeño botiquín con material de cura y algunos medicamentos:

  • Antitérmicos, analgésicos y antiinflamatorios: fármacos que bajan la fiebre, que alivian un dolor e incluso que disminuyen una inflamación. De primera elección será el Paracetamol y en segundo lugar el Ibuprofeno. También es muy común tener la Aspirina de toda la vida.
  • Jarabes antitusígenos y expectorantes: para calmar la tos y aliviar mucosidad.
  • Antihistamínicos: en caso de reacciones alérgicas ya diagnosticadas o picaduras de insectos.
  • Medicamentos de uso crónico personal.

Por supuesto, todos ellos habiéndose prescrito por el médico o dispensado bajo el consejo del farmacéutico, sabiendo que la persona que lo va a tomar no es alérgica a ello y por edad y clínica pueden tomarlo.

Sin embargo, hay otros medicamentos que debemos desechar al Punto Sigre de la farmacia:

  • Antibióticos.
  • Colirios y pomadas oftálmicas.
  • Tratamientos tópicos.
  • Todos aquellos que hayan superado su fecha de caducidad: tanto los excipientes como el propio principio activo una vez alcanzada esta fecha sufren deterioro y pierden eficacia, además de poder provocar reacciones alérgicas.

LOS ANTIMICROBIANOS

Entre los medicamentos antimicrobianos que más usamos están los antibióticos y antifúngicos, para tratar infecciones por bacterias y por hongos respectivamente.

Los antimicrobianos están dentro del grupo de los medicamentos que solo se deben administrar durante un tiempo determinado por el médico, es decir; si quedan restos en casa, no se pueden tomar sin haber consultado antes.

El problema de su mal uso o abuso, es la resistencia a los antimicrobianos.

La OMS nos advierte, que dicha resistencia está provocando que infecciones hasta ahora fáciles de curar con antibióticos se están volviendo complicadas de tratar puesto que las bacterias han aprendido a resistir los antibióticos usados. Tanto es así, que ya no solo empeora la clínica de la enfermedad, sino que alarga el tratamiento y hay que utilizar otros antibióticos con mayores efectos secundarios y más costosos.

De esta manera, infecciones bacterianas tan frecuentes como respiratorias e intestinales; y las infecciones fúngicas, están teniendo serios problemas para tratarse y pueden volverse incontrolables provocando aumento de mortalidad en patologías que eran sencillas de tratar.

Debido a la amenaza hacia la salud que supone la resistencia a antimicrobianos, en la 68ª Asamblea Mundial de la Salud (Mayo del 2015) los estados miembros aprobaron un plan de acción mundial para hacer frente a la resistencia de los antimicrobianos.

Este problema existe, el mal uso de antibióticos y antifúngicos es real. Os puedo decir, que todos los días en la farmacia hay alguien que pide estos medicamentos sin receta, para tomarlos por su cuenta. Por supuesto, no los dispensamos sin receta médica porque es el médico quien determina si es necesario y qué antimicrobiano es el adecuado.

CONSEJOS DEL BUEN USO DEL MEDICAMENTO

Como verás, el uso racional de los medicamentos no es un tema superfluo, sin importancia. Y para llevarlo a cabo estos consejos nos vienen muy bien:

  • La farmacia es el canal autorizado para la compra de medicamentos bajo la prescripción médica o el consejo farmacéutico.
  • Debemos conocer la indicación, dosis y duración antes de aplicar o administrar un fármaco, en caso de dudas, hay que preguntar al farmacéutico.
  • Los medicamentos y sus envases de tratamientos retirados o caducados hay que depositarlos en el Punto Sigre de la farmacia, no se deben tirar a la basura.
  • Los medicamentos deben estar fuera del alcance de niños y personas dependientes por ciertas patologías (demencia, Alzheimer…).
  • Guardar envases en lugares correspondientes: ambiente seco y temperatura adecuada (nevera o ambiente) e incluso algunos resguardados de la luz.

Ya tenemos todo de nuestra mano para hacer un uso racional del medicamento. Cualquier duda, tienes disponible una gran red de médicos y especialistas, también cerca de ti siempre hay un farmacéutico dispuesto a aclarar tus dudas y ayudarte.

 

Soy Rebeca Cuenca Velasco, farmacéutica adjunta, especializada en nutrición y dermofarmacia. Mi objetivo es promover la salud del paciente detrás del mostrador de la farmacia y a través de RRSS (Twitter, Instagram, Facebook) y sobre todo escribiendo en el Blog de FarmabekaTambién miembro del equipo multidisciplicar JuntosXTuSalud.

Cuando una persona tiene un problema de salud, en numerosas ocasiones a la primera persona que consulta es al farmacéutico del barrio. Después de ir al médico, el paciente se dirigirá a su farmacia, en donde le dispensarán las medicinas y le asesorarán sobre las dudas que tenga a la hora de tomarlas.

La farmacia es un establecimiento sanitario cercano, ya que el 95% de la población tiene una a la que puede ir caminando desde su casa. A su vez, además tiene un horario de apertura amplio, y no es necesario concertar una cita.

El farmacéutico podrá hacer una intervención en patologías menores y en caso de considerarlo necesario, derivar al médico. Además, en todas las farmacias se pueden controlar parámetros sencillos como el peso y la presión arterial, y en muchas se hacen análisis clínicos básicos de glucosa, colesterol, etc.

Hoy en día, cada vez está más extendida la elaboración, por parte del farmacéutico, de sistemas personalizados de dispensación (SPD), con los que se consigue una correcta adherencia terapéutica, evitándose duplicidades, olvidos y sobredosis de medicamentos. Igualmente, el farmacéutico participa de forma activa en campañas de promoción de la salud y prevención de la salud, en colaboración con asociaciones de enfermos, la AECC, la administración, etc.

El farmacéutico es experto en medicamentos por estudios superiores en la universidad, y, además, ha de tener una formación continuada permanente debido a los continuos avances en la farmacoterapia y al carácter multidisciplinar de los tratamientos farmacológicos. Esta formación se la facilitan los colegios profesionales, la administración y las empresas del sector sanitario. Dentro del organigrama de salud es un eslabón más del sistema, en el centro del cual se posiciona el paciente.

Como todos los profesionales sanitarios, no somos ajenos a los avances tecnológicos y a las nuevas herramientas que hoy en día nos facilita la sociedad. Las modernas redes de comunicación nos acercan al paciente, al resto del colectivo sanitario y a información fiable y segura. Además, hoy en día ya está implantada la receta electrónica en casi todas las farmacias.

Plataformas como WeDoctor facilitarán la comunicación médico-paciente y la curación o prevención de enfermedades. Las habilidades integrales del farmacéutico en el sector de la salud, y más concretamente en el campo del medicamento, ayudarán a ampliar las posibilidades de atención sanitaria de WeDoctor. En la que se encuentran excelentes doctores con dilatada experiencia.

La salud, efectivamente, está a un click.  

 

 

Javier Garcia Veiga

Licenciado en Farmacia y profesor asociado de bioquímica de la Universidad de las Islas Balareas. Ex vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de las Islas Baleares. Miembro de SEFAC Sociedad Española de Farmacia Comunitaria.