El dolor es una señal del sistema nervioso de que algo puede estar mal. Es una sensación desagradable, como un pinchazo, hormigueo, picadura, ardor o molestia. Puede sentir dolor en un área o en todas partes de su cuerpo. Existen dos tiposagudo y crónico. El dolor agudo le permite saber que puede estar lesionado o tener un problema que debe atender. El dolor crónico es diferentePuede durar semanas, meses o incluso años. La causa original puede haber sido una lesión o infección. Puede haber una causa continua de dolor, como artritis o cáncer. En algunos casos, no hay una causa clara. Los factores ambientales y psicológicos pueden empeorar el dolor crónico.

El dolor es una experiencia individual compleja que incluye aspectos sensoriales, emocionales y sociales. Es importante comprender que un mismo dolor no será experimentado de igual forma por distintas personas. Esto es porque los mensajes que el dolor envía a nuestro cerebro son interpretados de forma diferente por las distintas personas, y porque nuestra experiencia individual en la vida diseña la forma en que experimentamos y expresamos nuestro dolor.

¿Cuándo se convierte mi dolor en crónico?

Generalmente, el dolor se considera crónico si cumple una de las características siguientes:

•          Dura más de 3 meses.

•          Tiene una duración de más de 1 mes después de la remisión de la lesión o el trastorno que causaron inicialmente el dolor.

•          Se repite con intermitencia a lo largo de meses o años.

•          Se asocia a enfermedades crónicas (como cáncer, artritis, diabetes o fibromialgia) o a una lesión que no se cura.

¿Por qué soy más sensible al dolor?

El dolor crónico puede hacer que el sistema nervioso sea más sensible al dolor. Por ejemplo, el dolor crónico estimula de manera reiterada las fibras y las células nerviosas que detectan, mandan y reciben las señales del dolor. Esta estimulación repetida puede modificar la estructura de las fibras y células nerviosas (lo que se denomina remodelación) o hacerlas más activas. Como resultado, el dolor aparece con estímulos que normalmente no son dolorosos, o los estímulos dolorosos pueden parecer más intensos. Este efecto se denomina sensibilización.

La ansiedad otros factores psicológicos pueden ayudar a explicar por qué algunas personas experimentan el dolor de forma más desagradable que otras y por qué el dolor limita sus actividades más que en otras personas. Por ejemplo, las personas con dolor crónico saben que este se repetirá, y pueden volverse temerosas y ansiosas anticipándose al dolor. El miedo y la ansiedad disminuyen la producción de sustancias que rebajan la sensibilidad de las neuronas al dolor. Estos cambios en la sensibilidad al dolor explican en parte la persistencia del dolor después de la remisión de su causa, y el hecho de sentir un dolor superior a lo esperado.

¿Qué son las unidades del dolor?

Si tras un diagnóstico y tratamiento por su especialista, el dolor persiste más de cuatro semanas y no responde a los tratamientos aplicados, puede remitirle a un especialista del dolor o a una unidad de tratamiento del dolor. Las unidades del dolor han sido establecidas en los últimos años para atender las necesidades de las personas que sufren dolor crónico. En estas unidades, los pacientes son tratados por profesionales de la salud expertos en problemas de dolor crónico severo.

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El dolor es la principal manifestación de muchas enfermedades y el objeto central de la dedicación de especialistas como nosotros. El dolor como síntoma es la primera causa de consulta médica, aunque hay muchos tipos de dolores, dependiendo de las enfermedades y de la afectación y sensibilidad específica de cada paciente. El dolor, como algunos misterios místicos, es a la vez uno y múltiple.

El dolor de enfermedades como la artritis reumatoide no es la única ni necesariamente la más severa de las afectaciones. Muchas veces la deformación articular y la incapacidad que la acompaña se convierten en un problema mayor. La respuesta inmunitaria alterada que provoca la enfermedad incide sobre las articulaciones y la liberación a sangre de los complejos formados en el proceso inflamatorio acarrea toda una oleada sintomatológica de fiebre y malestar muy severo que afecta a los pacientes como un brote de una enfermedad infecciosa aguda.

¿Qué es la artritis reumatoide?

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune de causa desconocida, aunque se han involucrado razones hereditarias, infecciones por virus, priones u otros gérmenes etc. Aparece sobre todo en mujeres en la segunda o tercera décadas de la vida y afecta fundamentalmente a las estructuras articulares, cartílagos y sinoviales que son atacados por un sistema inmune alterado. Dicho sistema es el responsable de preservar nuestra integridad, reconocer lo propio y distinguirlo de lo ajeno, actuando sobre aquello que se identifica como distinto y potencialmente nocivo.

Este mecanismo mantiene la uniformidad de células, tejidos y órganos, evitando su degeneración, una especie de policía celular: identifica al resto de las células y, si hay alguna alterada o extraña, la neutraliza y destruye. Pero a veces la policía puede no funcionar bien y ser la estructura alterada, dando lugar a un daño colateral sobre tejidos sanos. Es el sistema inmune el alterado, aunque el daño se concentra en los tejidos periarticulares. El cuadro doloroso, en su comienzo, es de menor intensidad, simétrico, afectando a pequeñas articulaciones de manos y pies, y asociándose a la actividad.

Tratamiento de la artritis

El diagnóstico se basa en la sintomatología, en las pruebas de imagen características y en estudios analíticos, encontrándose factor reumatoide, proteína C, tanto en sangre como en liquido sinovial. El tratamiento de la artritis se basa en medidas de higiene postural y en los movimientos, analgésicos antiinflamatorios, metrotexato, leflunomida, corticoides, antipalúdicos… Asimismo, existe también una nueva línea de medicamentos biológicos, anticuerpos monoclonales, diseñados a medida para disminuir la sintomatología y afectación orgánica de la enfermedad. Los moduladores de los glóbulos blancos como el Abatacept o Rituximab, inhibidores del factor de necrosis tumoral, el gran activador de la respuesta inmune, como el Adalimumab, Etanercept, Infliximab, Golimumab o Certolizumab, y también inhibidores de la interleuquina 6, como el Tocilizumab.

Estos medicamentos han modificado la historia natural de esta enfermedad, reduciendo la intensidad y frecuencia de los brotes, la incapacidad y mejorando la calidad de vida de los pacientes, aunque pueden facilitar las infecciones, leucemia o psoriasis, secundarismos que hacen necesario un control continuo de los pacientes.

Últimos avances en el tratamiento de la artritis

El conocimiento de los mecanismos que gobiernan la inmunidad y la inflamación también están íntimamente asociados al dolor y su intensidad, el esfuerzo científico va dando su fruto poco a poco. La ciencia progresa a impulsos de sus protagonistas, casi siempre poco reconocidos y mal remunerados y los investigadores siguen un camino basado en el conocimiento previo, también en la intuición y desde luego en el azar. Pero la ciencia también necesita el impulso de la conciencia social, pacientes y asociaciones tienen un papel protagonista para activar la conciencia de autoridades, entidades, filántropos e investigadores.

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La Anestesiología es una especialidad médica aún por conocer, incluso entre los mismos profesionales de la medicina. Aún conserva un halo de misticismo y magia que nada tiene que ver con la realidad. Se trata de una especialidad con una gran base científica, lo que sucede es que parte de los mecanismos íntimos de su funcionamiento dependen de la farmacología, la biología molecular y del funcionamiento del sistema nervioso, por lo que todavía no podemos dar una explicación completa y eso hace que aún tenga esa estela de chamanismo.

La Anestesiología está al servicio del paciente, como cualquier otra especialidad médica, pero con una peculiaridad, que también está al servicio de otros médicos, en concreto de los cirujanos y de los especialistas médico-quirúrgicos. Lo que le confiere una vocación de servicio no comparable con otras especialidades.

El principal objetivo es el cuidado del paciente, su seguridad y su integridad, además de garantizar todo el proceso quirúrgico, pero también facilitar el trabajo del cirujano o de cualquier otro profesional que precise de la ayuda de un anestesiólogo.

Es una especialidad relativamente joven, aparecida a mediados del siglo XIX, pero que quizá sea una de las que más ha crecido desde finales del siglo XX. Ha pasado por muchos momentos de la historia, desde ser llevada a cabo por el “último” del equipo quirúrgico, monjas, enfermeras, hasta que finalmente adquirió fuerza como especialidad médica y comenzó a ganarse el respeto de los otros profesionales de la medicina y de la sociedad. Convirtiéndose en la actualidad en una de las especialidades más tecnológicas, mas implicadas en la seguridad, en la gestión clínica, en la inteligencia emocional y buenas relaciones con otros profesionales, así como en otros muchos aspectos del día a día de los hospitales.

También es responsable del gran desarrollo de la cirugía, de sus mejores resultados, de la complicación técnica y tecnológica de la misma, sin dejar de lado la seguridad del paciente, que se constituye en el verdadero ADN de la especialidad.

En el día a día, existen muchas manifestaciones de la anestesia:

  • Anestesia General
  • Anestesia regional neuroaxial.- intradural, epidural, epidural caudal.
  • Anestesia regional de plexos
  • Anestesia regional de troncos nerviosos.
  • Anestesia regional intravenosa.
  • Anestesia local.
  • Sedación superficial, moderada y profunda.
  • Control del dolor.
  • Control de los cuidados críticos del paciente quirúrgico y de sus complicaciones médicas.
  • Medicina perioperatoria.
  • Prehabilitación y rehabilitación postquirúrgica.

El Anestesiólogo realiza multitud de técnicas tales como:

  • Canalización de vías periféricas.
  • Canalización de vías centrales.
  • Canalización de vías arteriales.
  • Todas las técnicas de anestesia regional.
  • Colocación de sondas nasogástricas, orogástricas, de orina, etc.
  • Técnicas de bloqueos regionales para control del dolor.
  • Manejo de la vía aérea básico e instrumentado.
  • Técnicas de reanimación cardiopulmonar básica y avanzada.

Se utiliza un amplio arsenal tecnológico con monitorización de:

  • Electrocardiograma.
  • presión arterial no invasiva e invasiva.
  • Presión venosa.
  • Presión en las cavidades cardiacas.
  • Saturación arterial de oxígeno.
  • Saturación cerebral de oxígeno.
  • Relajación neuromuscular.
  • Temperatura.
  • Diuresis
  • Control de drenajes.
  • Grado de profundidad de la hipnosis.
  • Analgesia…

El Anestesiólogo se convierte en el sistema nervioso autónomo del paciente cuando éste está en quirófano anestesiado, cuidando de él. En las Unidades de Reanimación, más aún en el propio control del organismo del paciente. Asegurando y tratando de garantizar la integridad del mismo.

En definitiva, la próxima vez que entre en un quirófano o vaya a ser sometido a un procedimiento de sedación mire por su bien, infórmese de la importancia de un buen servicio de Anestesia y pregunte por el Anestesista que la va a atender.

 

 

 

Dr. Roberto Ruiz Abascal.

Especialista en Anestesiología, Reanimación y Tratamiento del Dolor.

Médico de We Doctor.

Solicitud de consulta online con Roberto: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/1572874