A pesar de todos los intentos que he hecho no consigo que el dolor desaparezca. ¿Estoy haciendo algo mal o es que no va a desaparecer nunca?, ¿cómo puedo, al menos, aliviarlo?, ¿qué opciones tengo además de los fármacos?

Según la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP)el dolor es una experiencia tanto sensorial como emocional que, a pesar de que va relacionado con un daño tisular real o potencial, es siempre una experiencia subjetiva que nos afectará en mayor o menor medida en base a nuestras características físicas y psicológicas. Al encontrarse esta parte emocional de forma inseparable a la física, es por lo que cabe en estos casos un tratamiento psicológico.
¿Y cuando hablamos de dolor crónico? Pues hablamos de dolor crónico cuando éste persiste más allá de la lesión que lo causó y se mantiene aun cuando la lesión ha desaparecido.

¿Qué variables psicológicas pueden influir en nuestra percepción del dolor?

Las características o variables psicológicas que pueden influir en la intensidad con la que, subjetivamente, percibimos el dolor son:

  • Atención: la atención que dediquemos al dolor está estrechamente relacionada con la intensidad del mismo. Es decir, si conseguimos “distraernos” con otros pensamientos o tareas, nuestra tolerancia al dolor será mayor
  • Catastrofismo: definimos así a aquellas ideas negativas que nos invaden el pensamiento ante una situación de dificultad. Todas nuestras preocupaciones giran en torno al dolor: pensamos en él todo el tiempo, magnificamos su intensidad y la incapacidad que nos provocan y (mal) aprendemos que no podemos hacer nada mientras sintamos dolor
  • Ansiedad: todo lo que puede ocurrir en el plano emocional de nuestras vidas se ve perjudicado negativamente por la ansiedad y, puesto que como hemos visto el dolor también tiene este componente emocional, incrementará cuando nuestros niveles de ansiedad sean altos. En este punto es importante aclarar que se percibe menos dolor cuando la ansiedad que sentimos se debe a un dolor que sabemos que tendrá fin, como ocurre por ejemplo ante algunas pruebas médicas. Es decir, aunque hayamos sufrido dolores puntuales más agudos, el dolor crónico se percibe con mayor intensidad puesto que nos provoca la percepción de “dos dolores”: el físico y el emocional de no poder librarnos de él
  • Interacción: se produce cuando se da la influencia entre las tres variables que hemos enunciado anteriormente. Veremos como, por ejemplo, un alto nivel de ansiedad aumentaría nuestros niveles de catastrofismo y éste a su vez favorece la interferencia atencional convirtiendo al dolor en nuestro principal foco.

Intervenciones Psicológicas

Desde el campo de trabajo de la Psicología, se han desarrollado diversas intervenciones a partir de las cuáles se pretende aliviar a la persona con dolor crónico. La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT), plantea en el distanciamiento y la aceptación del dolor una opción eficaz para reducirlo. A modo de síntesis o resumen, podríamos decir que la intervención desde esta perspectiva consistiría en:

  • Fase de desesperanza creativa. En la que se trabajaría con el paciente para ayudarle a tomar consciencia de la falta de efectividad de las estrategias que ha empleado hasta el momento para eliminar o aliviar el dolor
  • Percibir el control como problema. Aquí se subrayaría la importancia de la aceptación (que no resignación) como instrumento para mejorar. Aunque en el mundo exterior a nosotros mismos puede servir la regla de “si no lo quiero no lo tengo”, en nuestro mundo interior ocurre lo contrario y si luchamos contra algo conseguiremos no sólo que no desaparezca, sino que esté presente con más intensidad
  • Alterar el papel del lenguaje. En este punto se trabajaría con el concepto de defusión: con él nos referimos a la toma de distancia entre nuestros pensamientos y lo que somos. Es la capacidad de ver un pensamiento sólo como tal y no asumirlo como una realidad inmutable. Será más beneficioso para nuestra recuperación cambiar expresiones como “no puedo salir a hacer la compra porque siento dolor” por otras como “saldré a hacer la compra a pesar del dolor”
  • Trabajar con los valores de cada persona. Parafraseando a Dostoievski, “el secreto de la existencia del hombre no es sólo vivir, sino tener algo por lo que vivir”. Es decir, si conseguimos conectar con los valores que tenemos podremos ver en ellos los motivos para afrontar el compromiso y el trabajo que conlleva conseguir una mejoría de mis síntomas

Otra perspectiva desde la que se ha ahondado en el trabajo con el dolor crónico viene de la mano de la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC o CBT), en la que se trabajará con los pensamientos irracionales de la persona que acude a terapia manifestando problemas de dolor crónico. Los pasos a seguir, expuestos de forma muy sintética, serían:

  • Observar y registrar los pensamientos. Para poder establecer una conexión entre lo que se piensa, se siente y se hace
  • Realizar una prueba de realidad dentro de la sesión terapéutica. Para comprobar si los pensamientos se corresponden con la realidad y no se deben a interpretaciones personales
  • Llevar a cabo otra prueba de realidad, esta vez mediante la asignación de tareas fuera de la sesión terapéutica. Para que aprendamos a ver nuestros pensamientos como hipótesis que se han de poner a prueba y conseguir, además, estimular la acción
  • Buscar y descubrir respuestas alternativas a pensamientos negativos. Esto es un paso más para debilitar el efecto que dichos pensamientos tienen sobre el estado anímico y la conducta

Como podemos imaginar, el manejo del dolor es una problemática que puede alterar de forma significativa el día a día de la persona que lo padece, por lo que es importante proporcionarle todas las herramientas y ayudas disponibles para facilitar su vida y la de los suyos.

 

 

 

Silvia Muñoz Morales

Máster en Psicología General Sanitaria

Twitter: @justpsyblog

Facebook: /justpsyblog

Psicóloga de We Doctor

Solicitud de consulta online con Silvia: https://tuconsulta.we-doctor.com/agenda/3276802

 

¿Acabas de romper tu matrimonio?

¿Vives con una sensación de culpa?

Lo que perjudica a los hijos es el grado de conflictividad entre los padres y su forma de resolver las disputas.

Los hijos necesitan que los padres les comuniquen a tiempo y de forma adecuada que van a divorciarse.

Informarles de esta decisión supone un primer ejercicio de cooperación entre los padres, que puede contribuir a sentar las bases de la relación parental post-divorcio.

Cómo preparar el encuentro

No podemos improvisar para comunicar una noticia que produce un gran impacto emocional en los hijos.

Esta comunicación debe ir acompañada de los siguientes puntos que son esenciales.

  • Los cambios que van a producirse.

Dejarles claro que los hijos no son los culpables del divorcio de sus padres; muchos hijos se sienten culpables de la ruptura de los padres.

Conviene tranquilizarlos y dejar claro que nada de lo que puedan haber dicho o hecho los hijos ha tenido que ver con la decisión de los adultos de tomar la decisión de separarse.

Para reforzar este mensaje, es recomendable evitar las peleas en presencia de los hijos, a veces no se logra mantener la calma, lo que se puede hacer cuando esto ocurre es aplazar la conversación para más tarde.

Dejarles claro también que el amor de los padres hacia sus hijos no se acaba con el divorcio y que los hijos pueden seguir queriendo a sus padres después de la separación.

  • Informar a los hijos.

Es básico, sea cual sea la edad de los niños.

Hay padres que esperan a hablar con ellos en el último momento, otros cuando todavía no tienen claro cuando uno de los progenitores abandonará el hogar… es aconsejable proporcionarles cierto margen de tiempo para poder asimilar la noticia y comunicarles la decisión antes de que uno de los progenitores deje el hogar; una o dos semanas antes de que se haga efectiva la separación sería lo ideal.

Volviendo a la comunicación, una vez se hable con ellos se recomienda no prolongar el periodo para no esperanzar a los niños ya que les crea confusión y inseguridad.

Es aconsejable informar de forma conjunta a los hijos, lo que no significa que posteriormente se destinen espacios a solas con cada uno de ellos para atender de forma individualizada las dudas que les puedan surgir.

  • Presentar la ruptura como una decisión conjunta.

Es importante ya que facilita la adaptación de los hijos a la nueva situación, si no es posible, es conveniente que ambos progenitores ofrezcan la misma versión.

Incluso cuando uno de los cónyuges no desea la separación, es importante que no se transmita a los niños este desacuerdo, y se presente la decisión como mutua.

  • Dejar muy claro que se rompe la relación como pareja, pero no el vínculo de padres-hijos.

Uno de los temores más frecuentes en los hijos de parejas que se divorcian (que han dejado de quererse), es que sus padres dejen de quererlos a ellos también.

Es fundamental, tranquilizarles y explicarles que la pareja se divorcia como marido y mujer, pero que ellos no van a perder a sus padres, que el amor de los padres a los hijos es para siempre.

  • Los hijos necesitan poder seguir queriendo a sus padres.

 No es nada bueno para ellos, el tener que elegir a uno de ellos.

Si te sorprende lo que acabas de leer, déjame decirte que con  demasiada frecuencia, algunos progenitores instalados en el rencor convierten a sus hijos en aliados de su lucha particular.

Recomendaciones para ayudar a los niños a afrontar la separación de sus padres.

  • Aceptar las manifestaciones de pena en el niño y no ignorar su tristeza, expresándoles cariño.
  • Siguen siendo necesarios los límites desde la firmeza y el cariño(por ejemplo: que se hagan cargo de sus responsabilidades, la misma hora de acostarse y levantarse…) Esto les proporciona estabilidad, seguridad y tranquilidad.
  • Respetar su propio espacio, sin sobreproteger.No los ayudes a sentirse víctimas. Potencia sus recursos para que se adapten a la nueva situación.
  • Observar si hay algún cambio que llame la atención en su conducta, por ejemplo si están más agresivos y resolverlo en cuanto antes.
  • No usar a los hijos para saber cosas de tu ex-pareja.
  • No hacer promesas que no se puedan cumplir.

 

 Si crees que puedo ayudarte o tienes alguna consulta a realizarme te invito a que contactes conmigo.

 

 

Aida Canals

Psicóloga General Sanitaria

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